La Revista Noticias cuenta una anecdota curiosa que muestra el lado confuso y autoritario de Lilita:
Fue en la madrugada del miércoles 5 sin pedirle autorización a la diputada Marcela Rodríguez que la acompaña desde que se fundara el ARI, espacio político anterior de la CC.
Carrió tuvo un discurso y acción confusa cuando intentó justificar desde lo jurídico el derecho de los homosexuales a casarse y, a la vez, argumentar desde sus creencias religiosas su decisión de abstenerse de votar el proyecto de ley.
Desde ese esfuerzo por explicar posturas tan contrapuestas, la líder de la CC no dudó en exponer la intimidad de su compañera:
“Si aquí hay sentadas mujeres, jóvenes, hombres y personas de distinta identidad sexual, en este Parlamento y en todos los de la Argentina, es por la Coalición Cívica. Nosotros los hemos incluido, no mandándonos la parte haciendo discursos. Y mi bloque mayoritariamente va a votar este matrimonio. La miembro informante de mi bloque es una persona que tiene una identidad sexual diferente”.
Un polémico outing –como lo definen los militantes gays– que utilizó, tal vez, para atenuar el costo político de su voto conservador, contrario al decidido por la mayoría de su fuerza política.
Carrió decidió hablar de la sexualidad ajena sin consulta y reveló que Rodríguez es gay.
Su colega, enojada, no le atiende el teléfono.
