Mientras continúa
la huelga de la
Policía Militarizada de Brasilia y la Asociación Nacional de Policías Federales anunció un paro, Dilma Rousseff dictaminó que adopten todas las medidas necesarias para impedir que las protestas afecten la realización del Mundial y ante el aumento de la inseguridad, el gobierno envió
3000 soldados federales para patrullar las calles de Bahía, y ayer arribó a Salvador el ministro de Justicia y adelantó represalias.
Cientos de personas realizaron ayer una manifestación de rechazo al aumento de la violencia frente al domicilio del gobernador de Brasilia, Angelo Queiroz, quien calificó como "cobardes" a policías que fueron grabados cuando festejaban la noticia de que los asesinatos se incrementaron 37 por ciento.
La policía en tiempos de gobiernos populares latinoamericanos.
La CIA no descansa nunca...
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