No eran extras.
Ingresaron al escenario uno por uno: Federico, el armador de software que se quedó en el país; Ariel, campeón en Holanda de las Olimpíadas de Matemáticas; Jorge, el industrial de Lumilagro; Jesica y su familia, que recibieron una vivienda; Atilio, que recuperó su trabajo en los astilleros Tandanor; Cecilia Mendive, la científica repatriada; Victoria Montenegro, la nieta recuperada.
Fueron parte central del protagonismo de los spots de campaña y ayer, en el Teatro Coliseo, tuvieron la fuerza de la realidad, de la ineludible realidad.
La presencia detrás de la presidenta luego de incorporarse al escenario tuvo el efecto de confirmación de lo verdadero de sus historias, de que son seres reales y no actores de cortos publicitarios.
La realidad de un país distinto, de una Patria mejor y de un Pueblo más felíz ocupó la escena.
Desde ahí habló Cristina.
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