martes, 8 de mayo de 2012

el dolor de ya no ser

Aumenta la preocupación de la gradual pérdida de la hegemonía de algunos sectores del poder mediático.
La Nación destinó la portada de su suplemento Enfoques del domingo a un artículo del periodista José Crettaz titulado “La red de medios que teje el relato”. Allí, el medio preanunció desde su bajada que establecería “quién es quién hoy en la trama del poder comunicacional oficialista” tras la compra de C5N, Radio 10 y otras señales de Daniel Hadadpor parte de Cristóbal López.
En la cabeza de la nota Crettaz señaló que “de las seis cadenas nacionales de noticias, sólo una no es controlada directa o indirectamente por la administración Kirchner. De los cinco canales abiertos de TV capitalinos (cuyo contenido se distribuye en todo el país), uno o dos permanecen aun fuera de la órbita K. De la veintena de diarios que se editan en el área metropolitana, los que no dependen de la pauta oficial para sobrevivir son cuatro o cinco. Y entre las radios AM, podría decirse que sólo dos o tres pueden considerarse independientes”. 
Este panorama descripto que llevó al periodista a preguntarse “¿dónde está ahora la hegemonía comunicacional?” fue confrontado en el interior del artículo por dos de los especialistas consultados.
El investigador de la Universidad de Quilmes, Martín Becerra, opinó que, al contrario de los predicho “el sistema de medios argentino muestra que muchos de los principales medios de comunicación, con mayores audiencias, están en manos de empresas enfrentadas con el Gobierno, al menos desde 2008. La bipolaridad que reproduce el sistema de medios es, paradójicamente, un antídoto contra la invocada «hegemonía». 
Una posición a la que adscribió el docente de la carrera de Comunicación en la UBA, Santiago Marino, y que complementó señalando que habría que matizar tanto las afirmaciones que aseguran que los medios inciden de modo determinante como aquellas que niegan sus capacidades. (info DsD).
El ciclo de maduración de un proceso hegemónico en medios de papel se consolidaba en un tiempo que se medía en décadas. En esta era digital el impacto de contenidos y noticias se rigen por otras herramientas y otras velocidades.

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