Si Europa finalmente “patea el tablero”, el impacto de la crisis internacional sobre las economías emergentes se magnificará en aquellos países que tengan un elevado nivel de endeudamiento en moneda extranjera, dado el posible estrangulamiento del crédito externo, junto con el derrumbe de las exportaciones. Argentina no evitaría la crisis, pero sí el colapso.
En suma, Argentina ya no dispone de las fortalezas de unos años atrás, pero tampoco tiene la debilidad estructural de décadas previas. La deuda externa fue una mochila que nació con la democracia y empeoró con la convertibilidad. Recién estos años pasó a ser un bolso de mano. El desendeudamiento ya es una realidad y transformó lo que antes era una debilidad, en una fortaleza.
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