En un año, la imagen positiva de CFK subió ocho puntos y esa mejora se hizo aún más notoria después de las PASO y durante su convalecencia. Se mezclan numerosos elementos en esa evaluación. Por un lado existió solidaridad frente a una persona que sufrió una enfermedad, por el otro lado –quienes la valoran y quienes la critican– perciben que gestiona, decide, tiene una intensidad notoria en la actividad, por lo que su ausencia se hace notar.
Hay consultores que consideran que ya juega el hecho de la inexistencia de reelección, por lo que las tensiones –amores y odios– se dirigen hacia la sucesión presidencial, aunque CFK tendrá fuerte presencia en ese proceso. Lo cierto es que la Presidenta vuelve a escena con un respaldo que tendrá peso en las decisiones que adopte.
Lograr quórum propio, asegurar la gobernabilidad, poseer un piso de votos del 33 por ciento y una imagen positiva del 53 por ciento no son datos menores en los tiempos que corren.
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