Reconoce que “el 1% más rico de la población se ha beneficiado desproporcionadamente de 20 años de globalización y forma una nueva nación virtual de la codicia”. Más aún, la revelación sobrevenida a la biblia del neocapitalismo le ha mostrado la luz:
“Los precios inmobiliarios disparados han enriquecido a los promotores que dependen de las recalificaciones para sus proyectos. El boom de las materias primas ha inflado el valor de yacimientos petrolíferos y minas, que invariablemente están entrelazados con el Estado. Algunas privatizaciones han permitido que los potentados ordeñen los monopolios públicos o se hagan con el capital a bajo precio (…) El rescate de los bancos ha implicado la transferencia de una enorme cantidad de riqueza a los fiinancieros; los lobistas han adquirido una influencia desmesurada…”.
Bueno, si ellos lo dicen...
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