viernes, 6 de febrero de 2015

aquello no era sólo una burbuja


Un informe elaborado por la consultora McKinsey.
Siete años después de la explosión de una burbuja crediticia mundial, alentada por la ortodoxia neoliberal, dio lugar a la peor crisis financiera desde la Gran Depresión, y la deuda sigue creciendo. De hecho, en lugar de reducir el endeudamiento o apalancamiento, todas las grandes economías hoy en día tienen un mayor nivel de endeudamiento en relación al PIB.
Entre 2007 y 2014 la deuda global pasó del 270 por ciento al 286 por ciento del producto global. Analizando qué pasó país por país, se ve que en España creció un 72 por ciento, en Grecia un 103 por ciento y en Irlanda un 172 por ciento. Entre los países centrales EE.UU. muestra una suba de un 16 por ciento, Francia y Gran Bretaña, poco más del 60 por ciento. Y en latinoamérica, Brasil creció un 27 por ciento.
Argentina es uno de los pocos países que en esos siete años redujo su deuda en un 11 por ciento.

2 comentarios:

profquesada dijo...

Las respuestas políticas de los gobiernos centrales a la crisis generada por lo que se denominó en ese entonces "una burbuja" y que quedó en la conciencia de mucha gente -experta o no- como una inmensa estafa de la que se aprovecharon unos pocos, significaron en un tiempo muy corto en términos de los ciclos económicos la consolidación de un modo nuevo de acumulación de capital a escala global que afianzó el poder de EEUU y Londres como centros financieros globales con capacidad potencial de condicionar las decisiones soberanas del resto de los países del mundo. Solo aquellos que como el nuestro se mantuvieron al margen de esa expansión están en condiciones de evitar hasta cierto punto el chantaje financiero. El caso de Grecia -en muchos puntos similar al nuestro en 2001- lo hace más que evidente. En el mundo actual la defensa de la soberanía es vista por las potencias y las nuevas clases dominantes como un anacronismo del siglo pasado a combatir de cualquier manera lícita o ilícita. Una rémora del capitalismo industrial. Es evidente que lo que asistimos es a una nueva fase del imperialismo basado en las finanzas y en la guerra como recursos para asegurarse el acceso barato a las materias primas y la energía.

Dr. Amores dijo...

Qué tienen qué decir los amantes de la libertad económica, los defensores de las políticas del Norte y de los organismos financieros?. Fracasaron de nuevo y buscan que el costo de su fracaso lo siga pagando los países más débiles.