El ministerio de Economía bonaerense, que conduce Hernán Lacunza, publicó recientemente una radiografía del endeudamiento de la Provincia, y terminó de confirmar las sospechas de propios y extraños: la devaluación del peso, que arrancó el año cotizando de a 18 por cada dólar y terminó cerca de los 40, provocó verdaderos estragos en las cuentas bonaerenses.
El pasivo bonaerense se disparó en 111 mil millones de pesos, sin que se haya tomado más deuda y a pesar de que se pagaron en ese trimestre más de 12 mil millones entre intereses y amortización de capital.
El salto trimestral del stock implica el 12 por ciento del gasto total de la Provincia, la mitad del presupuesto destinado a la Dirección General de Cultura y Educación, más del doble de lo que se gasta en Salud e incluso más que lo que se destina a Seguridad y a Justicia, según la Ley de Presupuesto vigente.
Una vez que se publiquen los datos actualizados, no será difícil prever que el stock se ubique en torno a los 450 mil millones de pesos.
De vuelta a las comparaciones, esa deuda significaría cerca de la mitad de todo el gasto provincial previsto para 2019 y una carga de 27 mil pesos por habitante. De hecho, la Ley contempla pagos por 56 mil millones, aunque los vencimientos estimados por el informe para este año superan los 84 mil millones de pesos.
Respecto de la deuda “heredada” de la administración Scioli, los números asustan: el pasivo bonaerense se triplicó y va camino a cuadruplicarse.
No se si ya no dije: Vidal es Macri.
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