2) Sin embargo, el arrepentido trató de cambiarle el contenido a ambos hechos. Respecto del guionado dijo que el sabía de las irregularidades cometidas por el gobierno kirchnerista en la obra pública pero que le faltaban datos técnicos. Ese fue el papel de los mails: aportarle algo del know how para sus declaraciones de abril y agosto de 2016.
3) Al mismo tiempo, el arrepentido sostuvo que su declaración la armaron sus abogados, Franco Bindi y Giselle Robles, y que él no la leyó al firmar.
4) Son varias las evidencias que contradicen el relato de Fariña, entre otras que el arrepentido declaró varias veces antes de esas fechas y nunca habló de la obra pública, lo que demuestra que no sabía nada del tema y que pactó con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que lo entrenaran para involucrar a Cristina Fernández de Kirchner hablando de la obra pública.
5) Además, Robles presentó los mails que le mandaron, supuestamente de la AFI, algo que se podrá peritar. Respecto de la cita con Garavano, la versión de Fariña y del ministro parece insostenible: el titular de un ministerio no recibe a un preso que se queja porque quiere mejoras en el departamento que le dieron en el programa de protección de testigos.
Completo por acá.
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