El caso de Marina Simian, investigadora del CONICET y profesora en la Universidad Nacional de San Martín, es sólo uno de los tantos que pueden citarse desde que se decidió que la inversión en ciencia y tecnología no sería prioritaria. Y es un ejemplo especialmente incómodo para el relato oficialista, que se ha ocupado desde hace tiempo, a través de diversos medios -más o menos oficiales-, de deslegitimar investigaciones e investigadores por la presunta inutilidad de sus aportes para el desarrollo del país.
(Nota completa por acá).
4 comentarios:
Ojalá esté equivocado, pero me parece que como demuestra capacidad para sobreponerse, en vez de a lavar platos, la mandan a freír churros.
Con el gendarme que se sacó una foto durante el allanamiento no tuvieron piedad.
Es triste pero real.
Sin embargo, en especial humanidades y Cs. Ss., una grupo MUY importante de la institución (lo mismo las academias), votaron al gato. Y se supone gente inteligente. Daba asco escuchar como hablaban del gobierno de la "yegua", los mismos investigadores y académicos que justamente gracias a ese gobierno, podían manejar SUVs y pick-ups... "este los va a cagar les decía"... y me respondían con sorna y soberbia:"....quédate tranquilo, esta es una institución con 50 años, no pasa nada..." que se vayan a freír churros y laven los cacharros.
Saludos.
La mayoría de ellos querían un cambio, lo lograron, ¿ahora porque se quejan? En política hay que cuidarse no solo de los millonarios, de los intelectuales también
Cuando lo importante no es ganar sino hacer perder al otro, aún a riesgo concreto de sufrir el mismo trato, perdemos el rumbo, optamos por el odio.
No se construye desde el odio. Ver, o sólo la idea del padecimiento del otro, puede que en el principio resulta vivificante, al final espera la muerte. Y está claro que no faltan ejemplos de como terminan las sociedades en las que las personas se convierten en los verdugos de sus pares.
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