Aplanar la curva de crecimiento para que no se desborde el sistema de salud es el objetivo.
Entre las hipótesis que se evalúan en la Rosada hay distintos escenarios que dependen de cómo evolucione el comportamiento social. El propio ministro de Salud, Ginés González García, reconoció en una entrevista radial que si la población cumple de manera masiva con el aislamiento preventivo obligatorio se puede alcanzar el escenario más favorable que implicaría unos 250 mil infectados en todo el país, de los cuales, el 80% “no necesitan internación”. “Son modelos de simulación, hasta ahí aguanta bien, porque los internados son muchísimos menos (que los infectados).
La mayoría de los que tienen el virus ni se dan cuenta y de los que se dan cuenta el 80% no necesitan internación. Del 20% restante sólo un 5% presenta una patología grave. Y de ese porcentaje, algunos y muy pocos, infelizmente, son los que tienen consecuencias fatales”, definió la máxima autoridad sanitaria del país.
Leemos en Página:
El presidente Alberto Fernández termina una semana crucial en su mandato. Lanzó un paquete económico keynesiano, dinamizador al mango. También decretó el aislamiento social hasta el 31 de marzo. Dos medidas contradictorias impuestas por la crisis económica y por el corona virus. Tan contradictorias como necesarias, deberán compatibilizarse día tras día. “Entre la economía y la vida elijo la vida” expresa textualmente pero se ocupa de ambas porque el agravamiento de la recesión dista de ser inocuo.
Por lo pronto ya analiza qué hacer cuando llegue el 31 de marzo, primera fecha fijada para la cuarentena. “No podemos salir repentinamente” porque los expertos calculan que la agudización de la pandemia llegaría entre abril y mayo. Por eso, va elaborando qué restricciones seguirían (reparticiones estatales no esenciales y bancos). Cuáles podrían flexibilizarse (pequeño comercio local, profesionales que trabajan en consultorios particulares). Todo expresado en potencial porque en la coyuntura cada día es una eternidad.
El presidente Alberto Fernández termina una semana crucial en su mandato. Lanzó un paquete económico keynesiano, dinamizador al mango. También decretó el aislamiento social hasta el 31 de marzo. Dos medidas contradictorias impuestas por la crisis económica y por el corona virus. Tan contradictorias como necesarias, deberán compatibilizarse día tras día. “Entre la economía y la vida elijo la vida” expresa textualmente pero se ocupa de ambas porque el agravamiento de la recesión dista de ser inocuo.
Por lo pronto ya analiza qué hacer cuando llegue el 31 de marzo, primera fecha fijada para la cuarentena. “No podemos salir repentinamente” porque los expertos calculan que la agudización de la pandemia llegaría entre abril y mayo. Por eso, va elaborando qué restricciones seguirían (reparticiones estatales no esenciales y bancos). Cuáles podrían flexibilizarse (pequeño comercio local, profesionales que trabajan en consultorios particulares). Todo expresado en potencial porque en la coyuntura cada día es una eternidad.
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