miércoles, 28 de agosto de 2024

Sobre la moral del ministro Libarona


“La diversidad sexual: inventos subjetivos que no se alinean con la biología. Esto está en la Constitución, la Biblia y Corán”, leyó ayer en el Congreso el ministro Cúneo Libarona, decano de los abogados mediáticos de la Argentina que se hizo famoso en la década de los ‘90 por defender a sus clientes en la justicia, pero también en los medios. Estuvo preso por la causa AMIA y también tuvo romances con celebridades como Samantha Farjat, símbolo de la frivolidad de la época.
En la década de los 90, Cúneo Libarona era un abogado célebre que llegó a ser tapa de la Revista Noticias y las revistas de espectáculo de esa década,  una de ellas bajo el título “Cúneo el malo” por el manejo de casos mediáticos y polémicos que lo tenían como parte.
Siempre ligado en su profesión al poder, los servicios de inteligencia, conoció a Javier Milei en los pasillos televisivos, donde ambos compartían paneles en programas de debate y esa relación fue validada por compartir ámbito laboral en Corporación América. Cúneo Libarona fue abogado de Hugo Eurnekian, sobrino de Eduardo, en la causa de los cuadernos y Milei, como se sabe fue empleado del mismo grupo, de donde se cree, obtendrá una parte importante de sus funcionarios.
Ayer sostuvo también que "Hay que volver a los valores tradicionales". Siempre dio el ejemplo contrario de lo que ahora pregona como libertario, siempre que sus honorarios que llegaron a superar los 500 mil dólares estén al día.
No seas careta, ministro.


1 comentario:

Anónimo dijo...

El Dr Cúneo Libarona parece que ha cambiado de parecer. Cambia todo cambia como cantaba la Negrita Sosa. El susodicho letrado es un hombre de leyes, como dicen los muchachos un cagatinta y manya papeles. Llevaba vida licenciosa y había logrado formar una considerable fortuna. Hasta estuvo un mes en cana por el caso amia pero parece que era inocente.

Ahora es un hombre de bien, como dice el Papón presidente; entonces a cambiado de parecer. Da la impresión que ha enfundado la mandolina, pero no la guitarra.