“Ya no lloro, tengo mi corazón y el alma rotos. Una de las chicas que rescatamos me dijo que no llore ante las cámaras porque ellos quieren verme débil, quieren que me tire en la cama a llorar, que me trastorne y cese mi búsqueda”.
“Yo no me voy a quedar en casa llorando porque no la tengo a Marita, yo la voy a seguir buscando sino ¿quién lo va hacer? ¿La policía? ¿La Justicia? Digame señor juez: ¿ustedes la están buscando”, interpeló la mujer en el juicio.
Cuando el valor de esa la lucha supera esos dolores del alma.