Crispación.
Elisa Carrió protagonizó un curioso encuentro sobre libertad de expresión en un país que como todos sabemos no hay libertad de expresión, junto al escritor y guionista televisivo de Jorge Lanata, Marcelo Birmajer.
Buena oportunidad para insultar a los dirigentes del oficialismo nacional y también a sus colegas de la oposición. Lo hizo en el marco del Instituto Hannah Arendt, que ella dirige, y ante una diminuta audiencia de unos 50 seguidores entusiastas.
Subrayó que cuando en las elecciones nacionales de 2011 obtuvo el 1,8 por ciento de los votos, se liberó "de una enorme responsabilidad de años, de tener que conducir a estos imbéciles opositores”. Luego quiso aclarar (porque "cuando estoy cansada digo pavadas") y profundizó el concepto y dijo que, en realidad, sus compañeros de la oposición “no son malos, son estúpidos”.
Subrayó que cuando en las elecciones nacionales de 2011 obtuvo el 1,8 por ciento de los votos, se liberó "de una enorme responsabilidad de años, de tener que conducir a estos imbéciles opositores”. Luego quiso aclarar (porque "cuando estoy cansada digo pavadas") y profundizó el concepto y dijo que, en realidad, sus compañeros de la oposición “no son malos, son estúpidos”.
Por algo sólo el 1,8 por ciento de los argentinos piensa que puede ser presidenta.