Conocida hoy como "la dama de hierro del petróleo",
María das Graças Silva Foster, de 58 años, se ganó temprano su fama de trabajadora. Nació en un hogar muy pobre en Caratinga, Minas Gerais, pero, cuando tenía dos años, su madre,
Terezinha, cansada de ser golpeada por su marido, se mudó a
Río de Janeiro con ella y su hermana,
Rita, para rehacer su vida. Se establecieron en el
morro do Adeus, que hoy integra el grupo de favelas del
Complexo do Alemão, y Graça -como le gusta que la llamen- pasó su infancia recogiendo cartones y latas para ayudar a su madre a pagar los útiles escolares.
Graça Foster, de cartonera en esa favela, desde ayer presidenta de
Petrobras, designada por
Dilma Roussef. Una mirada de abajo y nacional.
Ahí el petróleo tiene una empresa estatal. Como lo fue YPF por estas tierras.