Veamos:
Warriner se declaró culpable del cargo de alteración del orden público ante el juez pero dijo que no se arrepiente de su acción y que volvería hacerlo ante cualquier otro mandatario:
"A los elitistas engreídos, con mucho gusto les mostraría mi trasero y les diría que es lo que pienso de ellos", dijo al salir del tribunal Warriner, que se mostró "orgulloso de ser antimonárquico".
El fiscal había pedido 1.000 dólares australianos de multa por la acción de Warriner, quien había declarado a la Policía que no le gustaban ni la reina ni los grupos elitistas y que la suya había sido una manifestación de protesta.