El 2 de febrero, el matutino Clarín publicó que Alberto Nisman había pensado en pedir la detención de Cristina por el supuesto encubrimiento. Tras un sainete de desmentidas, el periódico aportó al día siguiente la documentación que probaba la información. El borrador de una resolución había sido hallado en un cesto de basura del departamento de Nisman, en las torres Le Parc, al día siguiente de la muerte.
Eran pedazos de hojas, una suerte de resultante de quien toma un papel y lo cercena dos veces en sendas mitades. Los investigadores debieron ordenarlos y reconstruirlos para incorporarlos al expediente. Tenían como fecha imprecisa "junio de 2014" y, efectivamente, planteaban la hipótesis de la detención de la presidenta y del canciller Héctor Timerman.
Pero en ese tacho de basura había otra hoja que hasta ahora permaneció desconocida. No forma parte de la secuencia discursiva del borrador de la denuncia. Es una hoja suelta, también rota, y –aparentemente– la parte final e incompleta de otro documento.
Tiene dos párrafos. El primero está identificado como "11)", y plantea un interrogante: "¿Cómo explica la nota que leyó Timerman enviada por el ex secretario general de Interpol, Sr. Noble?". Debajo aparece el punto "12)", con otra pregunta: "Si las notificaciones rojas siguen vigentes, no hubo intercambio de petróleo por granos, ¿cómo afirma que el encubrimiento se consumó?".
Pero en ese tacho de basura había otra hoja que hasta ahora permaneció desconocida. No forma parte de la secuencia discursiva del borrador de la denuncia. Es una hoja suelta, también rota, y –aparentemente– la parte final e incompleta de otro documento.
Tiene dos párrafos. El primero está identificado como "11)", y plantea un interrogante: "¿Cómo explica la nota que leyó Timerman enviada por el ex secretario general de Interpol, Sr. Noble?". Debajo aparece el punto "12)", con otra pregunta: "Si las notificaciones rojas siguen vigentes, no hubo intercambio de petróleo por granos, ¿cómo afirma que el encubrimiento se consumó?".