El proyecto Arsat-1 demandó 270 millones de dólares y permitió que Argentina no perdiera la posición orbital 81, codiciada porque enfoca desde Estados Unidos hasta las Malvinas, y con el Reino Unido en espera en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
El riesgo de pérdida de la posición orbital se remonta a cuando la empresa Nahuel tenía el servicio satelital privatizado y debía construir el segundo Nahuel-SAT, pero discontinuó la actividad.
En 2006, el gobierno de Néstor Kirchner decidió crear Arsat. La diferencia entre un markitinero político y un estadista.
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