miércoles, 19 de julio de 2017

(2) qué tapan los aplausos a lanata

Buena nota de Facundo Falduto:
El episodio del Polaquito recuerda a uno que pasó hace 15 años, el de Barbarita, la chica tucumana que lloraba porque tenía hambre. Pueden parecer comparables, pero no lo son. En 2002, Lanata ayudaba a visibilizar a chicos que eran invisibles a la fuerza, que necesitaban algo que la exposición podía, de alguna forma, ayudar a proveer. 
El Polaquito también necesita ayuda, sí, y visibilizarlo podría a priori parecer la forma de hacerlo. Pero exponerlo en cámara no solo no lo ayuda, sino que lo perjudica, lo estigmatiza, lo hace objetivo de odio. Montar un show en torno al Polaquito no solo no tiene casi nada de periodismo: tiene también muy poco de empatía y humanidad.
Pero Lanata no puede verlo, porque el aplauso solo te prepara para recibir aplausos. No puede siquiera entender en qué términos lo critica Grabois, que intenta apelar, sin éxito, a su sensibilidad. "Ganamos todos los juicios", se limita a responder ante el cuestionamiento. Y no puede hacer otra cosa, aparte de insultar, gritar y cortar. El Lanata que lloraba con Barbarita debería llorar por el Polaquito, pero ante todo debería llorar por lo que el aplauso hizo de sí mismo
Ya es tarde: el aplauso le impide pensar que puede estar equivocado. Pobre Lanata.

No hay comentarios.: