La Agencia Federal de Inteligencia de Mauricio Macri y Gustavo Arribas compró en Estados Unidos 120 teléfonos celulares que fueron encriptados por el propio organismo y repartidos no sólo entre ex funcionarios --lo que en ciertos casos podría tener explicación-- sino entre personas que no tenían ningún cargo en el Gobierno nacional.
El denominador común es la cercanía con el expresidente y Juntos por el Cambio. Entre los beneficiarios más llamativos que aparecen en una lista que encontró la intervención de la central de espías, figuran el empresario amigo y viejo socio del ex presidente Nicolás Caputo, el consultor Jaime Durán Barba, el procurador bonaerense Julio Conte Grand y el abogado Alejandro Pérez Chada (histórico letrado del expresidente y ahora del propio Arribas en la causa del espionaje ilegal).
Los nombres se agregan a otros que reveló Página/12 el domingo último, como el del expresidente de Boca y operador judicial Daniel Angelici. También tenían teléfonos blindados la mayoría de los integrantes de la llamada “mesa judicial”, casi todo el gabinete --hasta el ex ministro de ambiente, Sergio Bergman-- y Laura Alonso, así como la ex gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.
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