-De los 15 asistentes a la reunión en la que añoraron una Gestapo contra los gremios, ninguno se registró al ingresar al edificio del Banco Provincia en CABA.
-“Por órdenes superiores” no quedó asentada la identidad de los participantes. El encuentro estaba planificado como clandestino y por eso nadie dejó nombre y DNI: la razón es que los tres altos directores de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) encabezaban la deliberación y se delineaba una política de persecución.
-Las cámaras que tomaron las imágenes del salón del séptimo piso tenían la marca de agua de una empresa de seguridad, Axis, de origen norteamericano, que no figura como proveedora del Banco Provincia.
-Las cámaras que tomaron las imágenes del salón del séptimo piso tenían la marca de agua de una empresa de seguridad, Axis, de origen norteamericano, que no figura como proveedora del Banco Provincia.
-Ni esa empresa ni ninguna otra, aparecen como instaladoras de cámaras internas dentro de ese salón o de algún otro del edificio tradicional de la entidad bancaria.
-Una alternativa es que las cámaras -que tenían memoria propia y no requerían de cables- las haya instalado la misma AFI, en un asombroso operativo de inteligencia destinado a espiar a cualquiera que se reuniera allí, incluyendo a los propios integrantes de Juntos por el Cambio.
-La otra posibilidad es que haya actuado una empresa de seguridad que habría jugado a dos puntas: brindándole servicios al banco y al mismo tiempo pasándole las imágenes a la AFI.
-De todos modos, en los dos casos, el espionaje lleva la firma de los titulares de la central de espías, Gustavo Arribas -el amigo más tramposo de Mauricio Macri- y Silvia Majdalani.
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