Cuando el benefactor nos da lecciones de vida y de política
Y el elogio del Estado
En el acto de inauguración del Hospital de Niños de Tandil, el Sr. Jorge Blanco Villegas leyó un discurso que merece un profundo análisis. Definió una ideología y una política expuesta desde el buen vecino benefactor. En el plenario del Peronismo de Tandil del lunes 23 de junio de este año, se desarrolló un documento para la reflexión y el debate denominado "Elogio del Estado", en pleno conflicto con el sector de la dirigencia rural. El derrumbe financiero internacional y sus asesores ideológicos del liberalismo le dan a este documento plena vigencia. Parece mentira que sólo han pasado tres meses:
En el acto de inauguración del Hospital de Niños de Tandil, el Sr. Jorge Blanco Villegas leyó un discurso que merece un profundo análisis. Definió una ideología y una política expuesta desde el buen vecino benefactor. En el plenario del Peronismo de Tandil del lunes 23 de junio de este año, se desarrolló un documento para la reflexión y el debate denominado "Elogio del Estado", en pleno conflicto con el sector de la dirigencia rural. El derrumbe financiero internacional y sus asesores ideológicos del liberalismo le dan a este documento plena vigencia. Parece mentira que sólo han pasado tres meses:
Una de las dificultades más importantes para definir lo público, y consecuentemente el espacio público es la apropiación de ese lugar por los “particulares” y “auto-convocados”, como gustan de definirse actualmente.
Estos sujetos sociales no son nuevos, en general representan el más rancio conservadurismo, pero se presentan de manera novedosa, se arrogan la representación de la “Voluntad general” y con ello también la del “bien común” que desde el siglo XVIII ha pasado a ser exclusiva del Estado.
El Estado un cuerpo integrado por todos los ciudadanos, obligado y limitado por leyes que no deben y no pueden diferenciar entre ricos y pobres, pues antes que nada debe garantizar la igualdad ante la ley de sus ciudadanos.
En los últimos tiempos la exaltación de los “particulares” y los “auto-convocados”, entre otros, ha atrasado más o menos 200 años el reloj político-institucional de nuestras frágiles democracias. La derecha conservadora ha reaparecido con una fuerza que muchos creímos, sino desaparecida, por lo menos atenuada.
El eje del discurso de la derecha es la apropiación sin límites de bienes materiales y la acción directa, sin mediaciones, para aplicar la Ley que obviamente ha dejado de ser para todos igual. Una vez que la Ley queda en manos de los “particulares” lo mejor que puede hacer la política, como representante del bien común, es desaparecer, porque solo entorpece las iniciativas de los hombres de bien que como dijo Blanco Villegas: “Nos sentimos felices cuando podemos dar lo nuestro por propia voluntad, tanto como nos enoja cuando arbitrariamente nos quieren arrebatar el producto de nuestro esfuerzo”.
Esto es, la voluntad de los ricos que donan cuando quieren y la “arbitrariedad” del Estado que pretende cobrarle impuestos para mantener escuelas, hospitales, caminos, acción social, etc. Claro es que los hijos de los ricos no van a escuelas públicas y por eso el Estado cuando sostiene escuelas públicas lo hace con impuestos que en este sentido no son “arbitrarios”, si no fuera así, dependeríamos de la voluntad de los ricos para tener salud, educación, viviendas populares, caminos y luego también dependeríamos de ellos para elegir representantes y votar.
No estamos haciendo ciencia ficción, estamos relatando historias muy nuestras y no tan lejanas. Ese estilo de vida y de gobierno que reivindicó el Sr. Blanco Villegas en Tandil, el sábado, mientras era aclamado por buena parte de la clase política de nuestra ciudad.
Tandil ha sido, en los últimos tiempos, un escenario privilegiado de ese fenómeno de servilidad de la clase política frente a los poderes económicos más descarnados.
Una buena pregunta sería ¿qué le pasa a una sociedad que es capaz de denostar a sus representantes, al Estado, a la política, a lo público, todo en una ensalada peligrosa y no es capaz de levantar la voz contra la vuelta de un discurso y de una práctica política, muy política, de carácter conservador?.
Hay un mundo de diferencia entre entender la política como beneficencia y entenderla como un derecho. Alguna vez Evita dijo “donde hay una necesidad hay un derecho” y con ello le dio sentido a uno de los ejes más revolucionarios del Peronismo, la Justicia Social, entender la política como beneficencia, como democracia directa, desconocer los derechos que tenemos por ser hombres iguales ante la ley nos coloca en un túnel del tiempo que en Tandil tuvo su acto y su tribuna el sábado cuando Blanco Villegas leyó su discurso que, no nos engañemos, no solamente fue un discurso contra el gobierno de Cristina Fernández sino que además fue un discurso que planteó la defensa de un estilo de vida en el que los ricos se ocuparán “voluntariamente” de los pobres. Como Blanco Villegas no podía decir ricos dijo “particulares”, ¿cómo puede pensarse que los particulares pueden gestionar en nombre del “bien común”?
Lo “público” se instituye sobre la Igualdad y la Justicia, (también justicia en la distribución de la renta) ¿qué clase de sociedad puede dejar en manos de los particulares estos ideales que le han permitido a la humanidad liberarse de sucesivas inquisiciones?
Lo “público” es lo común y común es comunidad y comunicación, ¿cómo puede una sociedad dejar esto en manos de los particulares que cuando voluntariamente quieren, donan y obviamente, como lo dejó muy claro el Sr. Blanco Villegas en nuestra ciudad.
Donan poniendo condiciones por que la plata es de ellos, entonces llegará el día en que Tandil deje de llamarse Tandil para llamarse con el nombre de algún particular que, con ansia de eternidad, done lo suficiente con la condición de que se le cambie el nombre a la ciudad.
En el reclamo que hizo Blanco Villegas en su discurso que las donaciones les sirvan para la eximición de sus impuestos queda al desnudo el espíritu del benefactor.
Nuestro Intendente, legal y legítimamente elegido por el pueblo de Tandil fue colocado en el lugar del otro emprendedor particular, sin Estado.
Imaginamos que quienes votaron a Miguel Lunghi lo hicieron pensando que iba a representar a todos los ciudadanos de Tandil, es decir a “servir” a todos los ciudadanos de Tandil como dijo Blanco Villegas en su discurso ser “public servants”.
En eso estamos de acuerdo, el problema es que la mayoría de los ciudadanos de Tandil no tenemos la plata para donar un hospital y exigir que se llame definitivamente “Juan Pérez” por ejemplo.
Por fin qué destino le cabe a una sociedad que hace voluntariamente una opción por los ricos, le arma un gran acto para celebrarlo y aplaude al Patrón, que proponiéndose como un ejemplo, le da lecciones de vida?
Partido Justicialista de Tandil