Lo cuentan en Ambito.
De Vido, junto a Kicillof, llegaron alrededor de las 15:00 al edificio de la petrolera, en Macacha Güemes 515, en el barrio porteño de Puerto Madero, después de que Baratta -hasta ahora único representante del Gobierno en el directorio- se encargara de allanar el camino para la intervención.Antes de que finalizara el discurso de Cristina, el subsecretario de Coordinación y Control de Gestión se apersonó junto con dos abogados y una lista con los nombres y apellidos de los ejecutivos de Repsol-YPF (16 en total) que tenían que abandonar sus cargos.
Se trataba de integrantes del Comité de Dirección que pertenecen al Grupo Petersen, controlado por la familia argentina Eskenazi, más algunos directivos españoles.
Tras informar sobre la decisión de la Casa Rosada al director de Asuntos Legales de Repsol-YPF, Mauro Dacomo, Baratta ordenó cambiar la seguridad del edificio y ubicó, además, al vocero de De Vido, Horacio Mizrahi, al frente del área de Comunicación de la compañía.
Entre los primeros en llegar al imponente edificio, diseñado por el arquitecto César Pelli, también figuró el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, quien luego mantuvo una reunión con De Vido y colegas mandatarios de la OFEPHI (Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos).
El ministro ingresó a las oficinas de YPF mostrando el Decreto de Necesidad Urgencia (DNU) que firmó Cristina y que lo designa como interventor de la empresa por un lapso de 30 días, con las mismas facultades que el Estatuto de la compañía le confiere "al Director y/o Presidente" de la firma.
Es decir, el ejecutivo Sebastián Eskenazi fue eyectado del cargo de director ejecutivo (CEO) y gerente general de la firma.
A la sede de Puerto Madero también se acercaron gobernadores de OFEPHI, su titular, el chubutense Martín Buzzi, el neuquino Jorge Sapag, el salteño Juan Manuel Urtubey y el santacruceño Daniel Peralta, entre otros.
Comenzaba el nuevo YPF.