Leemos a Wainfeld:
Llamar IDEA a su cónclave es un involuntario y poco frecuente rapto de humor del empresariado nativo. No abundan ideas en ese ámbito, que funge como mostración de poder y de alineamientos.
Las crónicas apologéticas de los grandes medios se parecen, un cachito, a las necrológicas del diario La Nación, según las leía Arturo Jauretche. Todo el rollo pinta lo que quiere camuflar: la existencia de una clase dominante, opulenta, cerrada, hereditaria, llena de guita. Con todo eso, tal vez no hagan falta ideas aptas para compartir en el ágora democrática.
-Macri se enfurruñó por un tema de cartel y no fue al simposio. Será perdonado: es fuerza propia.
-El gobernador Daniel Scioli asistió aunque manejando el complejo equilibrio que lo caracteriza en estos meses. Fue más transigente que el kirchnerismo puro y duro, pero no complaciente con el auditorio.
-Macri se enfurruñó por un tema de cartel y no fue al simposio. Será perdonado: es fuerza propia.
-El gobernador Daniel Scioli asistió aunque manejando el complejo equilibrio que lo caracteriza en estos meses. Fue más transigente que el kirchnerismo puro y duro, pero no complaciente con el auditorio.
-Otros expositores dieron pena. El abogado Daniel Sabsay asustó a los propios organizadores, gritando e imaginando títulos para los programas de Jorge Lanata. Pidió que la Presidenta muestre su título de abogada. Con una exigencia menor, cabría exigirle que mostrara un encefalograma. ---Su stand up ratificó que en IDEA no hacen falta propuestas, ni aportes, sino exabruptos y alardes de seguidismo.