Sobre un período ya transcurrido, el 2013, sostiene que nuestro país creció más que lo que el propio gobierno ha estimado: 4.3 por ciento, cifra sobre la cual, casualmente, tendríamos que pagar el cupón de la deuda externa de alrededor de 2.500 millones de dólares que está atado a ese crecimiento.
El dato difundido por el organismo en el informe no coincide ni con la vieja estimación de actividad ni con el nuevo índice de PBI. Lo que sorprende es que, si al cierre del Panorama del FMI no contaba con el dato oficial no haya puesto un asterisco o una nota aclaratoria. Por el contrario la llamada referida al dato del 4,3 del crecimiento dice: "The data for Argentina are officially reported data (el dato de Argentina es el informado oficialmente)" cuando no hubo ninguna información oficial que avale esa cifra.
Recordemos además que el errado pronóstico que realizó a comienzo del año anterior fue de 2.8 por ciento.
Para este año se va al otro extremo y vuelve a pronosticarnos una cifra baja: 0.5 por ciento. Con toda la batería de ideas ortodoxas, para confirmar lo poco que ha cambiado el Fondo pese al fracaso permanente de sus recetas.
Aunque no tendríamos que hablar de los fracasos de sus pronósticos sino de los intereses que defiende.