José Pepe Mateos, el reportero gráfico de
Clarín que
el 26 de junio de 2002 logró registrar la secuencia de los asesinatos de
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en la estación
Avellaneda, y que a pesar de ello el diario publicó aquella famosa tapa de que
"La crisis causó dos nuevas muertes...", cubriendo a un gobierno con el cual había acordado la pesificación asimétrica que lo salvó de la quiebra con el sacrificio de los argentinos.
El viernes fue detenido por la Policía Metropolitana durante los incidentes en el Hospital Borda y rechazó la versión dada por el Gobierno del PRO. Desmintió que haya mantenido una comunicación con el ministro de Seguridad: "Guillermo Montenegro dijo que habló conmigo. No habló conmigo", sostuvo.
Según contó intentó pasar junto a otro fotógrafo del diario
La Nación al sector donde transcurrían los hechos, cuando algunos policías vestidos de civil intentaron impedir que sacara fotos.
"Ya te dije que no podías", le dijeron. "
Ahí me agarran del brazo fuertemente, les digo 'soltáme, me voy caminando', y los zarandeo intentando sacarmelos de encima". Fue entonces cuando la policía respondió tajantemente: "
Ah. ¿Le pegás a la Policía? Te quedás detenido".
"
Ahí se me tiran dos encima, me clavan la rodilla en la espalda, y me golpeo la cabeza cuando caigo al suelo. Me dan vuelta los brazos para ponerme las esposas. Se me clava la cámara en las costillas; por eso que me duelen tanto ahora. Fue un ahogo, les decía 'soltame', porque era absurdo", relató el fotógrafo. "
Todo por estar intentando hacer una foto de un edificio que estaban demoliendo”, remató.
Por ello no coincide con la versión de los hechos de
María Eugenia Vidal ni de Macri y niega que
Montenegro lo haya llamado como sostuvo el ministro de seguridad macrista.
Además de
Mateos, hubo decenas de trabajadores de prensa heridos durante la cobertura del desalojo, trabajadores y pacientes.