Leemos:
La anunciada marcha tuvo una
escasa participación, tanto en la zona del Obelisco porteño como en algunas plazas del interior del país. A un año del
8N, la manifestación contó con una adhesión muy inferior a otras marchas realizadas bajo la misma temática, y desde la agrupación macrista
La Solano Lima culparon por la poca convocatoria al accionar de
“los blogueros Luciano Bugallo y Yamil Santoro, entre otros, que fueron candidatos y como sacaron pocos votos (en las recientes elecciones), se borraron”.
La marcha, convocada por sectores vinculados con el
PRO que lidera el diputado
Cristian Ritondo, el espacio que lidera
Elisa Carrió, y algunos blogueros vinculados a la
Sociedad Rural, fue considera por sus organizadores como, pero intentaron culpar a las condiciones climáticas.
Otros caceroleros apuntaron contra
“un fracaso” los medios de comunicación opositores que “ya hicieron sus negocios con los candidatos que triunfaron en las elecciones y ahora no difunden estas protestas”.
Con algunas banderas argentinas y varios carteles,
algunas decenas de manifestantes expresaron sus diferencias con las políticas del gobierno nacional y se sacaron fotos con las pocas figuras que participaron de la marcha, entre ellos,
el periodista de TN -Grupo Clarín- Guillermo Lobo.
Por
Twitter, la escasa participación generó controversia entre los principales organizadores por las redes sociales y cruzaron acusaciones por el fracaso de la protesta que tenía un doble componente:
uno festivo y otro en defensa de los intereses del Grupo Clarín tras el fallo de la Corte Suprema a favor de la Ley de Medios.
El
nuevo 8N no contó con el apoyo de políticos opositores de forma explícita
y los administradores de páginas de Facebook consideraron, tras varias discusiones, que
“no tenía mucho sentido haber hecho una movilización a favor del Poder Judicial en abril y salir a protestar contra la Corte Suprema en noviembre”.
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