Además, sostuvo que, con su conducta del pasado martes, Griesa "difícilmente pudo inspirar confianza en el sistema legal estadounidense".
-Fue después de que se conoció la trascripción de la audiencia celebrada el martes último, donde Griesa tuvo dudas del alcance de sus decisiones, repreguntó hasta el cansancio la ruta de pago y las entidades involucradas, y se reservó de emitir opinión sobre el destino de los pagos realizados por la Argentina a los bonistas del canje, que quedaron en una especie de limbo legal.
-"Thomas Poole Griesa es juez federal desde hace 42 años. Hace una década que lidia con el default de la deuda argentina. Recién ahora está aprendiendo Griesa lo complicada que puede ser la vida para un juez cuando busca controlar las acciones de un gobierno soberano y dicta resoluciones supuestamente obligatorias para aquellos que, en circunstancias normales, nunca estarían bajo jurisdicción de un tribunal estadounidense", arranca el artículo.
-Los cronistas argentinos que cubrieron la última audiencia mostraron su asombro ante las dudas del juez, de casi 84 años. Aseguran que preguntó siete veces lo mismo y que necesitó una hora para entender de qué bonos le hablaban.