miércoles, 15 de octubre de 2008

las contradicciones de la clase media argentina ilustrada: cuando prefieren a la coca cola antes que a un gobierno popular



jorge lanata se confiesa

“...me llevé mejor con Menem”

A días de debutar en el Maipo, dice que los políticos dan mucho material para el chiste, que espera cumplir 50 y no leer más críticas, y que aceptó el desafío porque la catedral de la revista es como el Colón. Confiesa que no le teme al fracaso, anticipa un año de recesión y falta de crédito, y se arriesga diciendo que si lo midieran hoy estaría arriba de Macri, quien no hace una buena gestión.

Por Marita Otero

DEBUT. Todavía no terminó de instalarse en su “apart”, como llama Lanata al camarín del Maipo, que tendrá regalos de su mujer y de Juan Carlos Calabró, y televisor.

Como buen jugador experimentado, sabe jugar a todos los juegos del periodismo y poco lo sorprende. Con la mirada relajada, casi por encima del hombro, fumando un cigarrillo, mira al entrevistador y lo espera. Sonríe para sí mismo, Jorge Lanata. La noticia es que esta vez, vía marketing, usará “las rotativas del Maipo”, la catedral de la revista, en un espectáculo cuyo subtítulo es “Más que un diario una revista”, que dirige Ricky Pashkus, produce Lino Patalano, y comparte con Ximena Capristo y el grupo Miranda! No mucho más que eso. Sin contar, claro, que es el primer periodista político que subirá a ese escenario, y quizá comience a marcar tendencia. “Hubo escritores que lo hicieron. Me estuve interesando mucho por el tema de los vínculos y leí que incluso el teatro de revistas se utilizaba como ‘trinchera’ para hablar de política cuando en otros espacios no se podía. Y era en el Maipo. Está bueno esto de ser el primero, aunque no es mi intención marcar tendencia. Me llama la atención que todos se asombren con esto y que los mismos que hablan de transgresión se asombren. Te dicen que hay que transgredir, y cuando lo hacés te dicen: ‘eh, ¿qué hiciste?’”.

Va a improvisar, en el escenario. Aceptó porque “el Maipo es como el Colón”, y no habría dicho que sí si lo llamaba Nito Artaza. Dice que no ensaya texto porque es incapaz de repetir una frase, pero sí está en los detalles técnicos, ya que tendrá una pantalla de apoyo, un escritorio, un cuadro donde hablará solo con un micrófono de esos antiguos, de los años 40. Saldrá vestido con saco y corbata, y en el saludo final, con smoking. El 24 será el debut oficial de la revista, que durará una hora y cuarenta minutos, divididos entre los cuadros de baile de Ximena Capristo, el show de Miranda! y, luego, Jorge Lanata en un monólogo de corrido.

—¿Viste el monólogo de Gasalla?

—Sí, y me gustó. Yo nunca había ido al Maipo, ni nunca había ido a ver revista. Primero fui a ver a Antonio, y después a Nito Artaza. Me gustó lo de Gasalla, estaba muy bien y les iba muy bien.

—¿Lo tuyo va a ser muy distinto a lo que hacía él?

—Sí, porque los datos que yo voy a dar son ciertos.

—Bueno, él hacía observaciones sobre la realidad...

—Desde ese punto de vista, puede ser que sean monólogos parecidos. Yo voy a hablar de los terrenos de Kirchner en El Calafate y los voy a mostrar en el mapa. Va a tener contenido periodístico. Va a haber cosas atemporales, como por ejemplo cuántos Giga tiene una persona. Eso está ilustrado, con datos ciertos.

—¿Cómo te sentís con las vedettes, las bailarinas, el ambiente de la revista?

—Para mí es nuevo. Me sorprende, me divierte, me da miedo.

—¿El mundo de las redacciones es más o menos divertido que el del teatro?

—Para mí el mundo del periodismo es muy divertido. Hay cosas de los dos mundos que son muy distintas. La relación que en el teatro tienen con la plata es increíblemente más sana que la que tenemos los periodistas. Nosotros somos culposos, ellos no. En una de las primeras reuniones que tuvimos descubrí que me decían, en vez de “vamos a hacer un éxito”, “nos vamos a llenar de guita”. Eso nunca lo diría un periodista, por vergüenza.

—¿Vas a esperar a la madrugada las primeras críticas, como los actores?

—Las voy a ver por Internet (risas). Sí, me imagino que las voy a leer.

—¿Te importa cómo te van a criticar?

—Siempre tuve un problema con la crítica. Doy este ejemplo: soy un boxeador en el medio del ring, peleando y viendo qué golpe doy o me dan. Y a cuatro metros hay un tipo sentado, con una camisa nueva, anotando los golpes que doy o me dan.

—¿No te importa?

—No es que no me importa, me importa. Pero no lo puedo compartir. Nada de lo que diga va a ser lo que yo pueda pensar. Es muy difícil que su mirada coincida con la mía. Estoy por cumplir cincuenta años, y tengo unas ganas de dejar de leer las críticas... Espero que después de los cincuenta no las lea más... Vivís todo el tiempo pidiendo disculpas: pido disculpas porque tengo 26 años y hago un diario, pido disculpas porque denuncio al presidente, salgo en la televisión y tengo que pedir disculpas. ¿Y ahora le tengo que pedir disculpas a cuatro pelotudos que me critican por hacer teatro?

En su oficina de la calle Maipú, donde funciona la redacción de Crítica de la Argentina, vestido con sus clásicos tiradores, mira de vez en cuando los mails, y vuelve a la charla. El punto es sobre la noticia como entretenimiento.

—Que la noticia también tiene que entretener, no tengo ninguna duda. Entretener no quiere decir pelotudear ni bastardear. Yo busco comunicar entretenido desde la época de El porteño. ¿Quiero que me lea más gente? ¡Claro! ¡Ojalá me leyeran cuatro millones de personas! ¿Cómo me voy a avergonzar por ser popular? Eso es una estupidez.

—¿Llevás la política y el periodismo a las plumas?

—Al teatro, no sé si a las plumas. Plumas no voy a usar. Esto no es distinto a dar una charla. Yo estoy acostumbrado a dar charlas. Está todo bien. En la obra está contemplado que haga eso, que si tengo ganas pida luz de sala y me ponga a hablar con el público. Si da. A mí hay un punto donde me parece que está buenísimo hablar de Moreno o de Sarmiento en el Maipo.

—¿Cómo lo tomaron los políticos?

—Van a venir. Me vi con Cobos, con Macri, y me dijeron que iban a venir al teatro. De hecho, a muchos los vamos a invitar. Todo el mundo quiere venir y todo el mundo nos pide entradas. Esta es la situación.

—¿Con cuál presidente te llevaste peor?

—No lo tengo tan claro. Desgraciadamente, creo que me llevé peor con Kirchner que con Menem. Y me parece una lástima, porque la única vez que yo dije hipotéticamente a quién votaría, ante el posible ballotage, fue para decir que iba a votar por Kirchner. Y lo volvería a hacer, a pesar de todo. Por cómo se dio la dinámica, hemos tenido una peor relación con Kirchner que con Menem.

—¿Y con Cristina?

—Cero relación. La entrevisté una vez hace años, en la residencia del gobernador. Y en el piso, claro, cuando hacíamos Día D. Los únicos que llevábamos a los Kirchner éramos nosotros, y Crónica TV. La televisión era menemista. Ellos vinieron varias veces. La denuncia que hicieron en contra del accionar de la SIDE en Santa Cruz la realizaron en Día D. Pero después nunca más la vi.

—¿Y de los jefes de Gobierno?

—No tuve mucha relación con ninguno. Con Telerman era amigo, pero cuando tuve que criticarlo, lo critiqué. A Ibarra lo conozco de la época de fiscal. A Macri también, de entrevistarlo a él o al padre. Y con De la Rúa no tuve ninguna relación.

—¿A quién salvás de todos los políticos?

—A muchos que no conozco, espero.

—¿De los mediáticos?

—Me parece que lo que hizo Cobos fue inteligente, pero también me parece que después de lo que hizo tendría que haberse ido. A Elisa Carrió también, y a María Eugenia Estenssoro. A Rodolfo Terragno, que me parece una boludez que se haya hecho político: debería haber seguido escribiendo libros. También rescato a López Murphy, que es alguien muy de derecha para mi gusto pero me parece honesto, aunque nunca lo votaría.

—¿Consideraste en serio presentarte como candidato?

—Cuando trascendió eso, hubo dos días en que me llamó todo el planeta. Pero la gente más increíble. Para decirme que agarrara, me llamaban. Yo justo me estaba por ir a Malvinas, y dije: “cuando vuelva digo lo que decidí”. Entonces se generó una expectativa falsa, porque yo ya sabía que no iba a agarrar.

—¿Te mediste la intención de voto?

—Me midieron. Estaba debajo de Macri y arriba de todos los demás: Telerman, Filmus...

—¿Hoy seguís debajo de Macri?

—No tengo ni idea. Igual, Macri no está haciendo una buena gestión. Supongo que si me decidiera, me dedicara de lleno, siempre en el terreno de las hipótesis, creo que tengo posibilidades de ganarle.

—De los políticos, ¿quién te da más material para el chiste?

—Desgraciadamente, casi todos. Aunque siempre te dan más los que están en el poder, porque están más expuestos. Y hay otros que son un chiste en sí mismos: D’Elía, Moreno es un chiste patético pero es un chiste en sí mismo, eh eh eh eh... algunos discursos de Cristina...

—Entre los que estuvieron con vos en “Página/12”, Bonasso es diputado, Verbitsky es una suerte de asesor, Zlotogwiazda y Tenembaum están en el grupo Clarín, y Klipphan en C5N. ¿Cómo ves esos cambios de cara a que vas al Maipo?

—En el caso de Verbitsky, retrocedió; el resto avanzaron todos. A C5N ni le doy notas, pero Klipphan tiene su programa y se está desarrollando. En el último Martín Fierro vi subir a mucha gente que trabajó conmigo, y eso me puso muy contento. Yo la llamo “gente nuestra”. Para mí ver gente nuestra en el escenario me pone feliz. Desgraciadamente, con alguna gente me separé mal. Después de la escisión de Día D, aprendí que no hay que pedirle a la gente que se quede: si se quieren ir, si quieren probar, tienen que hacerlo. Laburamos juntos muy cómodos, pero después hizo cada uno su camino. Ninguno hace nada vergonzoso.

—¿Lo escuchaste a Dady Brieva en Mitre hablando de vos, diciendo que mejor fueras al Maipo porque con el diario no te iba bien?

—Sí, porque aparte recibo las desgrabaciones de las cosas. Me parece que es la persona con menos condiciones para opinar, porque él conduce un programa y nunca lo hizo antes. Mirá, evaluar cómo a uno le va o no le va es menor. Así como el hecho de que te vaya bien no indica que hayas hecho algo bueno, el hecho de que te vaya mal tampoco indica que hayas hecho algo malo. Todo es muy relativo. Yo creo que uno tiene éxito cuando se anima a fracasar. Yo he tenido un montón de éxitos y varios fracasos, y no los oculto, hablo de ellos, porque aparte soy una persona a la que si le va bien o mal... no pasa nada. El otro día pensaba: “¿qué pasa si me va mal en el Maipo?”, y la respuesta es que no pasa nada. Si me va mal, ¿yo dejé de fundar Página/12, dejé de escribir once libros? El que me pareció una boludez lo que dijo fue Tristán diciendo que yo le estaba sacando trabajo a actores. Yo no le quito trabajo a nadie, si alguien quiere ir a ver a Tristán, que vaya. El argumento “le quita trabajo” me parece una estupidez. Yo a Tristán le propongo que funde un diario, a ver cómo le va.

—¿Se puede hacer plata con el periodismo?

—Hay límites. Yo he ganado bien, pero hoy no soy un tipo de guita. Vivo de mi laburo. No puedo decir: “bueno, los próximos cinco años no trabajo”.

—Igual vivís bien...

—Obvio que vivo bien, porque produzco mucha plata. Y me pagan mucho menos de lo que deberían, porque es lo que pasa siempre: la plusvalía existe. Yo debería ganar el doble, y me parecería justo.

—¿Te condicionan los avisos publicitarios?

—Mucho menos que los avisos del Gobierno. La publicidad privada es mucho menos condicionante. Igual, siempre que hubo que elegir optamos por la nota y no por el aviso. Yo prefiero tener avisos de Coca-Cola y no de Kirchner.

Acerca del debut. La temporada está prevista para terminar la primera etapa el 20 de diciembre, y luego retomar el 9 de enero. Asegura que viene un año muy difícil, de recesión, “con falta de crédito y dólar alto. El Gobierno va a estar complicado. Y necesita plata porque va a ser un año electoral”. De cara a si afectará a la taquilla, reflexiona: “Hay que ver, porque el público de teatro es como un microcosmos, no es para la clase popular, sino la media urbana”, siendo que las entradas estarán en $ 50 la mínima y $ 150 la máxima.

—¿Vas a fumar en el escenario?

—Yo fumo en la vida. ¿Por qué no me lo van a permitir en el escenario? Si Lino no me lo permitía, no lo hacía. Yo hace tres o cuatro años que voy sólo a lugares donde me dejen fumar, y si no no voy. Sea donde sea.

—Ya fuiste actor en “Numeral 15”...

—Sí, fue muy divertido de hacer porque lo hice con gente divina. Estaba Taratuto de director, la Peleritti... Yo hacía de sindicalista corrupto. Muy divertido, pero no es algo que me guste para la vida.También una vez participé del programa de Tato Bores como cocinero, con un gorro. En alguna película de Subiela aparecí vestido de marinerito; también en un video de Calamaro; dirigí el de Bersuit... Me divertí, pero no es lo que quiero que sea mi vida. Si fuese mi vida, ya no me divertiría tanto.

—¿En el Maipo de qué vas a hacer?

—De mí mismo.

—¿Qué vas a tener en el camarín?

—Sara me regaló unas cosas lindísimas. Tapas de unas revistas porno francesas de 1903. Hice unos cuadritos. Calabró me trajo una piedra que hizo él, tallada. Está lleno de amuletos. El lugar es lindo, tiene televisión, es como un apart.

—¿Con qué palabras quisieras arrancar tu primer monólogo en el Maipo?

—“¿Vieron? No era tanto quilombo estar acá” (risas).

fuente Perfil


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