viernes, 2 de enero de 2009

recomendamos para empezar el año: ocaña se confiesa


Con Eva Perón. Es una de las imágenes de su despacho que más le gusta mostrar.
La ministra del kirchnerismo con mejor imagen habla de todo: denuncia a las droguerías, critica a Lilita Carrió y le pide al Gobierno que rearticule el campo popular.

Por Graciela Moreno

No fue un año fácil para la ministra de Salud, Graciela Ocaña. Pero logró salir invicta. Ganó la pulseada y consiguió que desplazaran a Héctor Capaccioli de la Superintendencia de Servicios de Salud, pero sufrió el alejamiento de Alberto Fernández y hasta resistió una fuerte operación para echarla del Gobierno. Denunció que había muchos “yabranes” en el negocio de la salud; recibió varias amenazas de muerte –en las que sospechan hasta de su propia custodia–, y hasta decidió impulsar 400 sumarios contra obras sociales sindicales. Aferrada a su fe, tiene en su despacho casi media docena de imágenes religiosas. De su cuello cuelga un rosario, su pulsera también lleva varias cruces y por si fuera poco, su colgante es una cruz y un símbolo musulmán contra la mala suerte o “contra los que te tiran energía negativa”, aclara. Con 48 años, Ocaña se convirtió en una de las funcionarias más respetadas del kirchnerismo, algo que la habilita para ser también una de las más autocríticas de la gestión K. Sigue sin callarse nada, da los nombres de los “yabranes” de la salud y hasta los vincula con la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT).

–¿El alejamiento de Capaccioli fue uno de los logros más importantes de su gestión?

–No es para mí un tema de victoria. Lo más importante es cambiar viejos sistemas, porque acá le podés poner el nombre de Capaccioli u otro y es más o menos lo mismo, como lo que pasaba en el PAMI. Los gobiernos cambiaban, pero todo seguía igual. Lo que nosotros queremos cambiar en la superintendencia son los procedimientos, es decir que el dinero que debe ir a la seguridad social vaya a la seguridad social. Si hay una denuncia de algún afiliado, que sea tramitada y que no haya algunos expedientes con camino muy rápido y otros con camino muy lento. Yo no tengo nada personal contra nadie. –Después de las amenazas, ¿siente miedo?

–No es que yo sea muy valiente, pero la verdad creo que cada uno tiene un destino personal. Estoy preocupada, y se lo dije a la Presidenta, por las cincuenta personas que trabajan en el ministerio y son patoteadas. Parece que acá había gente que pensaba que el ministerio era de ellos, y que nunca nadie iba a ejercer ningún tipo de control y eso ha cambiado. Si alguien tenía esa idea, cambió a partir de que comenzamos con esta gestión. Nosotros intervinimos el área de control de sanidad de fronteras y ahí se han recibido amenazas. A mí me duele mucho, fueron amenazadas en plena calle y con cosas burdas de otras épocas, como sacarles fotos para mostrarles que las tenían identificadas. La última amenaza fue hace un mes.

–¿Qué sintió cuando recibió amenazas de su propia custodia?

–Esa fue hace dos o tres meses. La verdad que lo que más duele es cuando te enterás que las mismas personas que deben ejercer la función de custodiar a las personas de la institución son las que realizan este tipo de acciones. Máxime cuando estas personas, en lugar de tomarse algunas medidas, no son ni siquiera separadas, y algunas hasta son promovidas a ámbitos donde se está produciendo la investigación. Eso es preocupante. Básicamente porque uno sabe que algún personal policial está involucrado en el tema de avisar de cualquier operativo, entonces es muy difícil así.

–¿La gente que la amenazó dónde está hoy?
–Entiendo que lo han sacado de aquí, pero está en otro lugar en la administración de la policía. Deberán hacerle sumario. Pero tengo la tranquilidad de que el juez está llevando una prolija investigación. Quiero que todos podamos trabajar tranquilos, como dijo la Presidenta: “Hagan todo lo que tienen que hacer porque nosotros no tenemos ningún compromiso con nadie”. Me siento segura.

–¿De qué sectores provienen las amenazas?
–Evidentemente está gente creía que podía hacer cualquier cosa. En muchas droguerías se venden hasta medicamentos robados a este ministerio. Hay 430 causas en la Justicia, y la verdad que cuando uno hace un cruce, si se analiza causa por causa cómo están en la Justicia, es muy difícil encontrar una lógica. Ahora cuando se analiza el 70 por ciento de los hechos siempre aparecen cinco, seis o diez droguerías.

–¿Cuáles son las principales?

–La principal es una droguería que se llama San Javier. Después, la que era de Sebastián Forza, la que era de Ariel Vilán, Unifarma y también Bisol, que es de una persona que se desempeña, históricamente digamos, no tiene que ver con las actuales autoridades de la ANMAT pero es el hijo de una persona que trabaja en la ANMAT, donde siempre aparecen también medicamentos falsificados o robados. No puedo abrir juicio pero se está haciendo una investigación sumaria. Después está la droguería Romalá. La conozco bastante porque llevó adelante distintas maniobras perjudicando al PAMI, hizo una estafa de tres millones de pesos con medicamentos para la hemofilia. Otra droguería es Prefarm, vinculada a distintos hechos, a los facturadores de la causa Skanska, y está relacionada con el tema de la efedrina y tienen hasta droguerías satélites.

–¿Siguen existiendo “Yabranes” en la salud?
–Como pasaba con Alfredo Yabrán, en la salud, en el desconocimiento está el poder de muchos. Cuando uno recorre las distintas provincias se encuentra con gente como Néstor Lorenzo, que si te remontás, lo encontrás en la causa de la leche podrida de Miguel Angel Vico. Hay gente que, como nadie la conoce porque nadie le ha sacado la máscara, sigue dando vuelta alrededor de la ilegalidad, alrededor de la coima, alrededor de una Argentina que creo que debe ser enterrada y todos estamos haciendo esfuerzos. Otro ejemplo es Néstor Jaimovich, dueño de la salud en Córdoba; el grupo de Carlos Abraham en Santa Fe, más conocido como “Los Carlitos”, en la salud. Yo di muchas peleas contra ellos en el PAMI, muchas. Me amenazaron, me iniciaron querellas, me denunciaron falsamente. Han hecho de todo y esas mismas personas siguen estando en el sistema, y nosotros lo que necesitamos es que esos señores desaparezcan para que el dinero que debe ser para pagar a las enfermeras, comprar insumos, mejorar la infraestructura, sea utilizado para eso.

–¿Falta una decisión política?
–No, creo que la decisión política está. Si no, por ejemplo, yo no hubiese nunca podido hacer lo que hice en el PAMI. Ahí claramente hay una decisión política de Néstor Kirchner, que el primer día me dijo: “Quiero terminar con la caja histórica que existió para la política en el PAMI”.

–¿ Qué sintió cuando se corrían los rumores de que se alejaba del cargo?–La verdad, yo soy una auxiliar de la Presidenta. Mi renuncia está a su disposición. Si no está de acuerdo con la gestión que estoy haciendo, o aun por una cuestión política, yo estoy dispuesta y doy un paso al costado en cualquier momento. Estoy aquí porque soy parte de un proyecto político y a lo que no estoy dispuesta es a renunciar a ese espacio de militancia. Siempre lo he dicho, desde cualquier lugar voy a acompañar este proyecto que ha sido para mí el proyecto político que más transformaciones ha hecho en el país en los últimos cincuenta años. Creo que es el mejor gobierno que existe desde que yo nací. Uno puede pensar que se podrían mejorar las cosas, se puede tener diferencias, pero te puedo asegurar que no tengo dudas, que no existe otro proyecto político para la Argentina que tenga que ver con la equidad, con la inclusión social, con una economía en expansión, con la generación de trabajo que para mí es, básicamente, lo que da dignidad a la gente. Creo que todavía faltan muchas cosas. Néstor Kirchner, como siempre dijo, llegó al purgatorio, sacó a la Argentina del infierno. Creo que a nuestra Presidenta le tocó un momento más complejo que es cuando uno tiene que poner las bases más profundas para cambiar el país. Kirchner comenzó pero creo que Cristina está llevando adelante la transformación real. Está dando una gran discusión como hacía muchos años no se daba por la redistribución del ingreso en la Argentina.

–¿Qué le pareció la aprobación de blanqueo de dinero teniendo en cuenta que formó parte de la comisión de lavado?
–Ahora, con las modificaciones, estoy de acuerdo. Más allá de que la AFIP no conozca cuál es el origen, sí lo tienen que conocer los bancos. Si vos me preguntás qué me parece, creo que los blanqueos en la historia de la Argentina no es que han generado la vuelta o el regreso de capitales en forma masiva. Pero teniendo en cuenta que vivimos una crisis mundial sin precedentes, creo que también amerita medidas extraordinarias; no es la que más me gusta.

–Se habla bastante de que podría ser candidata en la provincia. ¿Aceptaría?–Con todos los problemas que tenemos los argentinos en la salud, no me parece oportuno hablar de candidaturas en este momento del año. La verdad es que no me lo planteo. Nunca he pensado en mi vida en función de candidaturas. Tampoco mandé a medir mi imagen, jamás lo he hecho.Siempre me he manejado por lo que creo, por eso soy medio marginal de la política.

–¿Qué sintió cuando se fue Alberto Fernández?–La verdad que una gran tristeza porque yo tengo un enorme aprecio por Alberto. Te quiero decir una cosa: por quince días parecía la viuda de Alberto, todos me decían: “Cambiá la cara”. Estaba muy triste. Me afectó mucho. No porque tuviera un problema con Sergio Massa, con el cual tengo una excelente relación, hasta te diría en lo personal. En el manejo del día a día es mejor que con Alberto porque Sergio te contesta enseguida y siempre está dispuesto.

–Por sus dichos, se la nota cada vez más crítica de Kirchner.

–No son críticas a Néstor Kirchner persona ni a Kirchner como líder de un espacio político. Sino como la mirada de una dirigente que comparte ese espacio político y básicamente sus proyectos. Yo creo que Néstor Kirchner representa mucho más que un partido político. Acá se necesita una rearticulación del campo popular en la Argentina. Necesitamos volver a rearticular el campo popular bajo un movimiento nacional y popular que pueda ser el sostén político e ideológico del Frente para la Victoria y creo que la persona que puede llevar adelante ese desafío es Néstor Kirchner, que es el líder de todo ese espacio. Por eso me parece que recluirse solamente en el Partido Justicialista es un desperdicio. Hay que volver al kirchnerismo explícito, ese kirchnerismo que básicamente él representaba y que buscaba rearticular ese campo popular en la Argentina. Creo que eso es imprescindible.

–¿Qué opina de Julio Cobos?
–No puedo opinar sobre Cobos, lo que sí puedo decir es que yo como millones de argentinos lo votamos para que acompañe a la Presidenta, y él tiene que acompañarla. Para no defraudarnos a mí y a muchos otros votantes. La verdad que creo que es un buen hombre pero se equivoca, en no acompañar a la Presidenta.

–¿Volvió a encontrarse con Lilita? Ella insiste en que las hormiguitas van a volver...
–No tengo relación con Lilita. Ni encuentros clandestinos ni nada. La verdad que nosotras fuimos muy amigas, más allá de la política. Seguramente en algún momento nos tendremos que sentar frente a frente a tomar un café y conversar sobre nuestra relación personal, particular. Pero la verdad que yo discrepo con ella en cómo ve hoy la Argentina.

–¿Coincide con Kirchner en que Lilita es de derecha?–Lilita ha hecho un giro a la derecha, centroderecha, como quiera llamarla. Básicamente porque me parece que sintió que con Néstor Kirchner, y esto lo discutimos varias veces cuando yo estaba en mis últimos días en el ARI antes de que me echaran, que nosotros teníamos que tener un acercamiento por la mirada de proyecto de país, porque estaba haciendo las mismas cosas que nosotros proponíamos, porque había que apoyar esa experiencia, porque lo que nos quedaba era sin duda corrernos a la derecha. Y la verdad es que nos quedábamos sin espacio. Así que creo que ella fue corriéndose desde el 2005. Hoy representa algo que yo nunca voy a poder representar.

–¿Por eso se acerca al Pro y a Cobos?

–Creo que ha vuelto a la vieja estructura de la Alianza, como que la está queriendo reflotar. Pero lo que a mí me preocupa como argentina es ese juntarse todos para oponerse a alguien. No juntarse con un proyecto. La verdad es que yo fui parte de la Alianza y lo que nosotros creíamos que podía ser un proyecto que diera cuenta de cambios profundos en la Argentina y terminó siendo peor de lo mismo. Entonces a mí me asusta eso de juntarse para ganar y no juntarse para cambiar o para llevar adelante nuevas propuestas.