domingo, 14 de junio de 2009

(3) el día que el colombiano se mostró auténticamente cínico


Continuando arrchivo post anteriores:

“Mucha gente que despedí tenía 25 años de experiencia. De un saque me liberé de 5000 años de experiencia en Casa Tía, de los buenos y de los malos. Despedí a todos, desde los cajeros hasta las secretarias de los gerentes, personas que en el pasado habían dirigido la compañía. Y ahora si no estaban de acuerdo con alguna decisión no la cumplían. Fue una decisión difícil, que todavía me pesa. Es una tontería pensar en ella en términos de justicia. No hay justicia”

(Declaraciones de Francisco de Narváez en Harvard en 1995. Respuesta a la alumna Stacy Palestrant que presentó su caso ante sus compañeros de curso)

(2) el día que el colombiano fue procesado como parte del directorio de lapa por la muerte de 65 personas


Archivo diario Pérfil misma nota post anterior:

El 31 de agosto de 1999 se estrelló el vuelo 3142 de LAPA, accidente en el que murieron 65 personas. Francisco de Narváez era parte del Directorio de LAPA y fue procesado porque el fiscal consideraba que la política organizativa de la empresa, esto es, recortar gastos, más la complicidad de la Fuerza Aérea Argentina que no controló como debía a LAPA fueron causales del Accidente.

(1) el día que al colombiano le gustó cuando mataron al maestro fuentealba


Archivo:

El Diario Perfil le consultó a Francisco de Narváez acerca de una llamada realizada a Jorge Sobisch luego de la represión que dió por resultado el asesinato de Carlos Fuentealba:

-Usted fue uno de los pocos que llamó a Sobisch después del asesinato del maestro Fuentealba. ¿Piensa que Sobisch hizo bien en desalojar el puente?

-Hizo lo que tenía que hacer como funcionario público”.

un poco de ternura no viene nada mal



Un segundo
Un minuto tal vez
Una caricia al alma
a la tensión militante
al esfuerzo de convencer que este es el camino
la tensión de los que están en otra cosa, otros intereses
No viene nada mal.
En ese momento no hay nadie
ni cámaras, ni flashes, ni reclamos, ni cartas, ni secretarios, ni candidatos.

Un segundo, un minuto tal vez.
Ternura que no viene nada mal como un breve refugio del guerrero.

Y un segundo después el guerrero retoma su palabra.