Salomón Filmus no es arquitecto.
Tiene 88 años, nació en Rumania, llegó en su infancia a la Argentina con su padre, que murió al poco tiempo. Salomón, o “Salo” como lo llaman familiares y amigos, se crió en un orfelinato y aprendió el oficio de linotipista.
Luego se dedicó al comercio.
Hoy es jubilado y expuesto a una campaña sucia asociándolo a través de encuestas telefónicas con Schoklender. “Está fuera de cualquier tipo de actividad y hoy vive con humildad en un departamento de dos ambientes. Esto es de una bajeza total”, le explicó días pasados Daniel Filmus a Tiempo Argentino.
Las compañías licenciatarias, como responsables de una red pública, tienen obligación legal de aportar la arquitectura de soluciones procedimentales y tecnológicas necesarias para evitar que las redes de comunicación sean utilizadas para lesionar los derechos individuales de las personas o de la sociedad.
Tendrán que ir explicando algo.
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