miércoles, 7 de septiembre de 2011

el padre de cristina que nunca tuvo tendinitis

Leemos:
El padre de la presidenta, era hijo de inmigrantes españoles y ni bien terminó la primaria empezó a trabajar. Con la ayuda de sus padres, Pascasio y Amparo, compró la mitad de un colectivo del Expreso City Bell, la antigua línea 3 que unía esa localidad con La Plata, y se convirtió en el chofer del interno 10. Las fotos lo muestran como un hombre blanco, pecoso, de una gran contextura física. Sin embargo, el rasgo que lo definía y que lo apesadumbraba era su tartamudez . Su compañeros de la línea lo llamaban "el Colorado" Fernández. Las jornadas laborales en aquella época eran intensas. Los conductores cobraban por vuelta y debían cumplir turnos de hasta 14 horas por día, una semana durante el día y a la siguiente por la noche.
Fernández fue uno de los 23 socios que dieron inicio a la compañía, y su crecimiento en la empresa se dio a la par de los demás. Durante muchos años trabajó como chofer, hasta que llegó a ser dueño de tres colectivos y, una vez formada la cooperativa, cobraba el monto correspondiente a su cuota parte.
A mediados de 1970 la comisión directiva del Expreso, integrada por Miguel y Pinamonte Valente, Francisco Di Girolamo y Carmelo Alico, entre otros, lo eligió jefe de personal, cargo que ocupó hasta su muerte, el 26 de abril de 1982 . Un par de años antes los médicos le habían diagnosticado un cáncer de pulmón. Era un gran fumador, consumía más de un paquete de Jockey largos por día y cuando se enfermó tuvo que empezar a faltar al trabajo, algo que no había hecho en más de 30 años de carrera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay algunos que dicen ser sindicalistas y defensores de los derechos de los laburantes, pero no son más que mamarrachos que se creen que están haciendo la revolución socialista. Que pedazo de de rebolu-cionarios resultaron ser estos del sindicato del subte. Tanto quilombo para sacar la personería del gremio y terminan haciendo este tipo de papelones? Al final tiene razón Moyano, loco.

Saludos,
JP

Nando Bonatto dijo...

Entre la tendinitis y el Dom Perignon brindando con Gelblung a la troskada se le acabaron los milagros chiquitos