Alfonsín es conciente que no le creen ni adentro del partido. El camino al 23 de octubre se le convirtió en un calvario inesperado. Pero igualmente negó conflictos con su aliado en la provincia de Buenos Aires, De Narváez, asegurando que "no se discutió con nadie y se trata sólo de operaciones que pretenden quitarnos la posibilidad de ganar en la Provincia y en la Nación".
Pero él y todos sus correligionarios saben que el milagro ahora sería volver a salir segundo a 40 puntos de Cristina.
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