lunes, 28 de noviembre de 2011

cafiero, cristina y perón

El último almuerzo del grupo de peronistas que preside Antonio Cafiero tuvo el jueves pasado un condimento especial. Se rompió con la rutina de invitar a un orador para simplemente sentarse alrededor de la sencilla mesa a escuchar a Cafiero contar anécdotas de su propia militancia refiriéndose muy emocionado a su libro de memorias Militancia sin tiempo, que el martes o miércoles verá finalmente la luz. No podía ocultar su efervescencia el veterano dirigente pues la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se refirió al libro en el prólogo que le envió como “un poderoso testimonio del valor de la militancia y del compromiso político”. Envalentonado, Cafiero entretuvo a los contertulios con un divertido recuerdo de su incorporación al gobierno del General Perón. 
“El 4 de junio de 1952 Perón inició su segundo mandato constitucional y, en consecuencia, renovó su gabinete ministerial. Tres días antes me había invitado a conversar con él en la residencia presidencial (entonces ubicada en Libertador y Agüero) para ofrecerme el Ministerio de Comercio Exterior. Yo era muy joven, tenía 29 años, y estaba nervioso y abrumado por la responsabilidad del cargo que me ofrecía. Estuvimos conversando más de una hora, café y cigarrillos de por medio. Advertí su capacidad de serenar al interlocutor. No tenía por qué hacerlo, pero me contó todas las reformas que haría en el gabinete: ‘Se va fulano por tal cosa; éste es bueno pero no sabe administrar...’, y yo, callado y casi aturdido, escuchando las revelaciones del poder. En un momento dado, me miró fijamente y me dijo: ‘Usted, cuántos años tiene?’. Pensé en ese momento que, al saber mi edad, podría resultarle demasiado temprana para el cargo, y que Perón tal vez iba a pensar en una persona más fogoneada. Entonces, balbuceando, dije: ‘Veintinueve años’. ‘No se preocupe –me dijo acompañado de su proverbial guiñada–, vaya, jure y no le muestre su libreta a nadie’Por esta razón, tiempo después, Perón me presentaba como su ministro lactante”, contó entre emoción y risas Cafiero. El libro, que será presentado en Casa de Gobierno el 15 de diciembre, tendrá además otro prólogo, escrito por Pacho O’Donnell.
(info Perfil).

6 comentarios:

vodka dijo...

hay algo con los peronistas historicos, dicho esto con todo respeto y desde el cariño que le tengo, en nombre de la militancia se juntan con cada uno!!!
hoy, pensando en este post suyo, voy a postear una imagen, que ya se sabe, valen mas.

vodka dijo...

para no hacerme la enigmatica (es que no me da el cuero ni la formacion)se trata de que recorde esa frase de Peron, hablando de Cafiero: "es buen muchacho,lastima que se queda con los vueltos"

Pedro de Nuñez dijo...

Es que la historia no se reconstruye con frases aisladas, Nilda. También en el progresismo podrás juntar fotos y anécdotas que pueden provocarte una reacción negativa. Lo importante son las grandes corrientes de acción y pensamiento que apoyan y movilizan los pueblos.

Flavia dijo...

tradición que comparte Cristina de apoyar a las camadas de dirigentes jóvenes para renovación de las generaciones políticas.
Todos los partidos
se encontraron en la crisis última nuestra con una manga de carcamanes retrógrados, acostumbrados a una vieja política, duros de entendederas e incapaces de imponer nuevas miradas para un nuevo mundo.
Con el andar de la vida algunos se "de-generan", es el riesgo, pero hay que tirar por la ventanilla a unos cuantos dinosaurios.
Saludos

josé rubén sentís dijo...

En todo proceso revolucionario, o populista o reformista o progresista,vamos a encontrar fotos o instantes que nos desagradan. No es necesario hacer un esfuerzo para que nos caiga bien lo que no nos gusta, lo que sí tratar de entender, Nilda, cuánto hay de árbol cuánto de bosque para que no nos tapen los prejuicios.

Anónimo dijo...

La frase sobre los supuestos vueltos de Cafiero, jamás la pronuncio Perón. En realidad es un invento que Barrionuevo echo a correr y circula sin fundamento. Si hubiera sido asi, Peron no habria designado a Cafiero en la Caja de Ahorro, que manejaba mucho dinero, ni Isabel lo hubiese designado como Ministro de Economía. Ni los militares del 55 ni los del 76, a pesar de intentarlo por medios ilegales, pudieron nunca probar un delito o enriquecimiento espureo de este buen peronista que siempre fue Cafiero, mas allá de compartirse o no sus postulados en tan larga actuación.