Otra mirada.
Para Eduardo Anguita el orígen de la mayoría de los que participaron en los saqueos se trata de los hijos de la desintegración social. Ciudadanos sin trabajo estable, sin devoción por la democracia ni los derechos sociales que, en su inmensa mayoría, descienden de aquellos obreros que ganaron sus derechos en el primer peronismo. Son, además, integrantes de familias cuyos jefes perdieron sus empleos por razones económicas o políticas durante los años del menemato y su secuela de la Alianza. Se han transformado, en su mayoría, en mano de obra barata de un entramado ilegal que circula por la droga, la política, los sindicatos, las empresas, las barras bravas del fútbol y las agencias públicas y privadas de seguridad. Son sujetos de un proceso de lumpenización producto de la incapacidad del sistema político para vehiculizar sus reclamos.
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