Vista como politizada y destinada a posicionar a Moyano y Barrionuevo, la huelga tuvo poco apoyo. El alto rechazo a los piquetes que impidieron ir a trabajar, la pobre imagen de los sindicalistas involucrados en la medida, lo analiza en una encuesta Raúl Kollmann para Página.
Más de seis de cada diez trabajadores manifestaron su vocación de no adherir al paro. La mitad de ellos aseguran que trabajaron normalmente, un tercio dice que quiso ir a trabajar pero no pudo y el resto que lo hizo desde su casa. Del otro lado, la adhesión voluntaria al paro rondó el 32 por ciento, sumando a los que conscientemente no fueron a trabajar y los que quisieron parar, pero no pudieron hacerlo, tal vez por trabajar en una pequeña empresa privada o porque se decidió no adherir en su trabajo. Una sólida mayoría, que va más allá del 60 por ciento, considera que el paro fue impulsado por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo para posicionarse políticamente más que para conseguir mejoras para los trabajadores. También son más los que creen que el dúo Moyano-Barrionuevo no estuvo en contra de los piquetes, sino que los alentó, contrariamente a lo que ellos mismos manifestaron públicamente.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por Ibarómetro, la consultora que dirige el sociólogo Ignacio Ramírez, actualmente coordinador del Posgrado en Opinión Pública de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
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