La presidenta Cristina Fernández de Kirchner optó por un formato sereno y, pongamos, institucional. Sin público ni aplausos, sentada ante un escritorio despojado, con la bandera a un costado. El núcleo de su discurso, anunciado con muchas horas de antelación, fue firme y severo. Consistió en resaltar la voluntad del actual gobierno de pagar las deudas y de negociar cuando es debido. Pero de no aceptar la “extorsión”, palabra que pronunció varias veces. Explicó con minucia por qué es indebida y por añadidura ruinosa la sentencia del juez Griesa, convalidada ayer por la Corte Suprema de los Estados Unidos.
1 comentario:
cristina maravillosa como siempre, bien por mi presi.
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