Hace un rato presentó su renuncia a partir de esta denuncia que cuenta hoy Raúl Kollmann.
En el marco de una investigación sobre narcotráfico digna de novela negra, se pidió la detención del jefe de la Policía de Santa Fe, comisario Hugo Tognoli, acusado de complicidad y de participar en el entramado de coimas con los narcos de esa provincia. Además, se reclamó el allanamiento de su despacho y su domicilio particular.
Las evidencias contra el jefe policial surgieron a partir de la investigación de una red de trata de mujeres: en una escucha telefónica, el dueño de un prostíbulo le preguntó a un comisario mayor la forma de arreglar para vender cocaína; mediante un mensaje de texto, el comisario mayor Oscar Ledesma respondió que debía pagar “30.000 (por mes) directo con Tognoli”.
En el expediente hay además otra prueba de máxima importancia: un jefe narco que estaba siendo investigado recibió la información de que lo estaban siguiendo autos desconocidos. El sospechoso logró escapar. Luego se supo que alguien había consultado en el Registro de la Propiedad Automotor por las patentes de los vehículos y le informaron que pertenecían a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Esa consulta, que requiere de un código y una clave personal para ingresar, fue hecha –según consta en el expediente– a las 18.08 del 25 de noviembre de 2011 por el comisario Hugo Tognoli.
Por ahora ni su detención ni los allanamientos se concretaron.