-La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) incorporó en las últimas semanas a decenas y decenas de militares, comisarios y subcomisarios retirados.
-En el discurso, los jefes macristas de la AFI argumentan que es para reforzar el perfil más anti-drogas de la inteligencia, pero todas las experiencias indican que militares, policías y agentes de inteligencia terminan autonomizándose, haciendo alianzas con los narcos y participando del negocio ilegal.
-Pero a diferencia de lo que sucede en otros organismos, en la AFI aparecieron decenas y decenas de nuevas incorporaciones. Todas tienen una característica: vistieron uniforme. Son militares, comisarios o ex comisarios retirados, prácticamente todos de la Policía Federal y unos pocos, muy pocos, de la Bonaerense. Se dice que la mayoría que viene de la Federal provienen del grupo vinculado a Jorge “El Fino” Palacios, hoy sentado en el banquillo de los acusados por encubrimiento en el caso AMIA.
-Los retirados de las Fuerzas Armadas y de las policías vienen además con una tradición de espionaje político, operando al margen de la justicia.
-En el caso argentino, para colmo, esos hombres que provienen del Ejército y la Federal, cuentan con antecedentes en inteligencia más bien política. Es decir, en espiar las posibles marchas, cortes de rutas o acciones de las organizaciones sociales.
-Todo indica que la nueva estructura tendrá enormes peligros de automización en los dos aspectos: se cortará sola en el vínculo con los narcos y armará esquemas de espionaje en el terreno político.