Cecilia Nahón llegó a esta nominación luego de sumar
horas de trabajo al frente de
duras negociaciones. En la extinta
Agencia Nacional de Desarrollo de Inversiones se propuso colocar productos argentinos en el mundo en
inhóspitos mercados de África o del sudeste asiático.
Una vez en
Cancillería, se sometió a los periplos viajeros para buscar nuevos "clientes" orquestados en el cuasiministerio del
Comercio Exterior e Interior de
Beatriz Paglieri y
Guillermo Moreno. Allí, se focalizó en las oportunidades que brindan las
economías emergentes y acercó "carpetas" con destinos para las misiones comerciales.
Pero sin dudas, para su designación le valió
la experiencia para enfrentar los embates de otras naciones contra la Argentina ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), a la vez que supo promover quejas propias por las trabas a las exportaciones de productos nacionales.
Peleó con Estados Unidos por la carne y los limones de Tucumán; con México por los autos; con la Comunidad Europea por el biodisel y los productos agropecuarios locales, y con Brasil por electrodomésticos, textiles, maquinaria agrícola y autopartes.
En la última reunión del
G-20 en la ciudad mexicana de
Los Cabos fue
la apuntaladora personal de la Presidente en la respuesta a los miembros de ese foro, que rechazaron las
políticas proteccionistas de la
Argentina.
Nahón rebatió desde su sillón de secretaría de
Relaciones Económicas con tanta fuerza las quejas a las importaciones comerciales
como las presentaciones judiciales de los fondos buitre. Porque otro de los motivos que explican la designación,
es su labor en el desarrollo del pleito judicial -que asoma exitoso- contra los fondos especulativos que pretenden cobrar en Nueva York los bonos de la deuda soberana argentina.