lunes, 14 de febrero de 2022

Argentina en camino de ser un polo productivo de vacunas

Desde el inicio de la pandemia, la estrategia de Argentina en relación con las vacunas fue ambiciosa a varios niveles. En primer lugar intentó comprarlas y, para ello, se entablaron diálogos con las farmacéuticas internacionales. Luego, ante la escasez manifiesta, el Gobierno buscó cerrar acuerdos para participar de algún eslabón del proceso productivo. Si costaba tanto adquirirlas, había que poner manos a la obra y formar parte de la industrialización. Con esa táctica, el objetivo fue asegurar un flujo continuo. El tercer paso en este plan es de largo aliento y, aunque todavía no se cumple, marcha colmado de ilusiones: la meta es diseñar, comercializar y exportar vacunas ciento por ciento argentinas, pensadas, desarrolladas y vendidas por argentinos para argentinos. Incluso, la nación espera convertirse en un faro de producción a nivel regional.
Desarrollar tecnologías sanitarias tan sensibles en un contexto pandémico puede traducirse en un paso hacia la soberanía. Disponer de capacidades propias es vital para autoabastecerse en un escenario crítico. En este marco, ¿cuál es la actualidad de la elaboración local de la Sputnik V y la AstraZeneca? ¿Cuáles son las perspectivas en cuanto a la producción doméstica de la Sinopharm? ¿Falta mucho para que la población se inmunice con una opción autóctona?
Gamaleya el primer socio, el presente con AstraZeneca, el futuro con Sinopharm y el sueño de la vacuna propia.


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