Y que nunca iba a coincidir con las políticas de un comunista y ahora lo hizo con todos los jefes de estado que participan de la Cumbre del G20 que se realiza en Río de Janeiro, firmaron su adhesión a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa que nace de Luis Inacio Lula da Silva, que busca dejarla como su legado político. En ese contexto y a pesar del cacareado rechazo anunciado por el gobierno argentino, Milei llegó a Río de Janeiro y terminó estampando su firma. En definitiva, el mandatario argentino no sacó los pies del plato, y se limitó a advertir disidencias ideológicas con las bases de la convocatoria. Para ello afirmó que su combate al hambre y la pobreza lo realizará a través de reformas de mercado que implican un paso al costado del Estado como las que aplica su gobierno. Una afirmación (con una cuota importante de cinismo) que para la Argentina se traduce en un costo social que se expresa con una pobreza que llega al 54 por ciento de la población y, como afirmó Unicef, con más de un millón de niñas y niños que se van a dormir sin cenar.
El texto final del documento aprobado cita la necesidad de avanzar en las tributos a los llamados “super ricos”, las mayores fortunas del planeta, con un impuesto de al menos 2% para financiar proyectos sociales y de sostenibilidad.
El texto final del documento aprobado cita la necesidad de avanzar en las tributos a los llamados “super ricos”, las mayores fortunas del planeta, con un impuesto de al menos 2% para financiar proyectos sociales y de sostenibilidad.
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