Es que, en realidad, como relatan los que negociaron, la banda de flotación es un espejismo: lo que el Fondo pidió imponiendo el techo de 1400 es una devaluación a ese precio. No hay segundas lecturas si se conocen los acontecimientos como realmente ocurrieron.
Lapidarios, los de Kristalina Georgieva obligaron a Caputo a devaluar un 30 por ciento dando por seguro un rebrote inflacionario fuerte y coincidente con la campaña y algunas elecciones, como la porteña, donde La Libertad Avanza se juega mucho y con un candidato fuerte, de cara a la nacional.
Al Gobierno no le quedó otra que agachar la cabeza y cumplir con la devalución. "Estamos jugados, dale", aceptó Milei a último momento cuando Caputo le explicó que lo que él pedía era imposible porque el FMI estaba parada en una posición inamovible.
1 comentario:
Respeto al autor de la nota de Página12, pero a mí me parece que a este "maniquí de sastre" (no tiene ni huevos ni cabeza), con que el titiritero le mueva los hilos, hace y dice lo que le ordenan.
Publicar un comentario