-El juez Martínez de Giorgi confirmó que Jorge Bacigalupo alteró los famosos cuadernos y lo procesan.
-Las pericias demostraron que hubo enmiendas y tachaduras en los escritos del chofer y que luego se usaron para armar la causa penal.
-Silencio en medios oficialistas.
Las pericias de los cuadernos, convalidadas por el juez Marcelo Martínez de Giorgi, fueron la base del nuevo procesamiento del expolicía Jorge Bacigalupo, amigo del chofer Oscar Centeno. El magistrado refuta a la Cámara Federal M (por macrista) que revocó un procesamiento anterior con el argumento de que los estudios no eran contundentes. Ahora, las conclusiones resultan demoledoras. Dicen los expertos de la Policía Federal y de la Universidad de Buenos Aires que los cuadernos escritos en 2008/2009 responden a un chofer que simplemente detalla de dónde salió, adónde fue y a qué hora. En cambio, los cuadernos de 2013 a 2015 -los que son el centro de la acusación- “revelan que fue planificado como unidad y se desarrolla conforme a un plan y a un objetivo. Las irregularidades que se observan -tachaduras, reemplazo de nombres, uso de líquido corrector- no se condicen con un texto escrito fragmentariamente en fechas distintas”. O sea, el magistrado afirma, en base a las pericias, que los textos fueron dictados, escritos en un breve periodo, no en el de los viajes del chofer, y que incluso se utilizan palabras muy ajenas al pobre vocabulario habitual de Centeno.
Las pericias determinaron que la letra que se observa en algunas correcciones burdas, hechas especialmente para involucrar a los empresarios Armando Loson y Gerardo Ferreyra, se corresponden con la forma de escribir de Bacigalupo. Eso fundamenta el procesamiento por los delitos de encubrimiento agravado en la modalidad de favorecimiento personal en concurso ideal con el delito de falsificación de documento público. El magistrado da a entender que Bacigalupo tapó nombres de otras personas y encima les puso el de Loson y el de Ferreyra, además modificando los domicilios en los que supuestamente se entregó el dinero.
Las pericias de los cuadernos, convalidadas por el juez Marcelo Martínez de Giorgi, fueron la base del nuevo procesamiento del expolicía Jorge Bacigalupo, amigo del chofer Oscar Centeno. El magistrado refuta a la Cámara Federal M (por macrista) que revocó un procesamiento anterior con el argumento de que los estudios no eran contundentes. Ahora, las conclusiones resultan demoledoras. Dicen los expertos de la Policía Federal y de la Universidad de Buenos Aires que los cuadernos escritos en 2008/2009 responden a un chofer que simplemente detalla de dónde salió, adónde fue y a qué hora. En cambio, los cuadernos de 2013 a 2015 -los que son el centro de la acusación- “revelan que fue planificado como unidad y se desarrolla conforme a un plan y a un objetivo. Las irregularidades que se observan -tachaduras, reemplazo de nombres, uso de líquido corrector- no se condicen con un texto escrito fragmentariamente en fechas distintas”. O sea, el magistrado afirma, en base a las pericias, que los textos fueron dictados, escritos en un breve periodo, no en el de los viajes del chofer, y que incluso se utilizan palabras muy ajenas al pobre vocabulario habitual de Centeno.
Las pericias determinaron que la letra que se observa en algunas correcciones burdas, hechas especialmente para involucrar a los empresarios Armando Loson y Gerardo Ferreyra, se corresponden con la forma de escribir de Bacigalupo. Eso fundamenta el procesamiento por los delitos de encubrimiento agravado en la modalidad de favorecimiento personal en concurso ideal con el delito de falsificación de documento público. El magistrado da a entender que Bacigalupo tapó nombres de otras personas y encima les puso el de Loson y el de Ferreyra, además modificando los domicilios en los que supuestamente se entregó el dinero.

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