La cuestión es comparar parcialmente.
Valorizar lo ajeno en desmedro de lo propio.
Por ejemplo.
Decir que en Uruguay los políticos son un ejemplo porque no se agreden y tienen un trato no crispado.
Pero no decir por ejemplo que aprobaron en su legislatura el matrimonio homosexual, o minimizar que luego de emitir su voto, Vázquez explicó que los comicios en Uruguay "tienen mucha importancia, sobre todo cuando hay actos eleccionarios en países de la región como Honduras, que el gobierno no legal impuso".
Decir por ejemplo que Brasil es un país coherente, no como nosotros, por su continuididad de políticas de Estado, pero ningunear la presencia y los acuerdos con el presidente iraní de apellido raro o las iniciativas para promover una reforma a la ley de medios.
Decir por ejemplo que Chile es un ejemplo por sus relaciones maduras con los EE.UU pero obviar las propuestas de modificar el sistema de jubilación privado que consideran en terapia.
Hay muchos ejemplos de siempre de compararnos con otros país. Siempre parcialmente.
Con un solo ojo.
Desde izquierda a derecha.
Fidel sí que es revolucionario no como Perón que era "reformista".
En norteamérica sí que hay seguridad jurídica (antes del desplome de los bancos) no como Argentina porque somos "populistas".
Solo son ejemplos.
Es es la táctica.
La estrategia es que volvamos a ser un país en manos de pocos.