Sin respaldo social y político terminó el lockout rural

Esta vez, la política le dio la espalda a la marcha del campo

El sector agropecuario cerró su paro de seis días con un simbólico y multitudinario abrazo al Congreso. A diferencia de los anteriores, se vio una ausencia casi completa de figuras políticas. Clara señal de que la nueva movilización tuvo un serio rechazo en la opinión pública. Un desopilante De Ángeli habló en exclusiva con LPO.

La carpa del campo frente al Congreso, hasta el día en que se dio por finalizado el paro agropecuario de seis días, esta vez estuvo sola. Nada de lo visto hasta hoy allí se pareció a aquella disputa por las parcelas de la plaza, que por unos días se transformó en una especie camping sobrecargado de razones y disputas políticas.Esta es la primera señal de que el contraataque agrario contra la política agropecuaria del gobierno ya no tiene el mismo rebote en la opinión pública. Por eso también, queda a las claras, esta vez fueron contadas las figuras políticas que se sumaron a la movida, a sabiendas de que el golpe de efecto en el electorado al pegarse a la movilización podía ser contraproducente.

Igualmente, la marcha que el campo organizó esta tarde, incluyendo el abrazo simbólico al Congreso, fue pacífica y multitudinaria. Se notaba que entre los asistentes había mucho militante de izquierda urbano y una andanada de pueblerinos que una vez más llegaban a Buenos Aires a reclamar por lo suyo. El apoyo del ciudadano común esta vez no se percibió tan fuerte como en la puja que mantuvo por meses en jaque al país.

La tarde comenzó en la carpa, donde la estrella agraria Alfredo De Angeli fue de las primeras figuras en llegar. Así también otros dirigentes agrarios como Ulises Forte, y los primeros y escasos políticos: Nito Artaza y Vilma Ripio. Ya sobre el final de la vuelta al Parlamento, se sumarían los diputados Estaban Bullrich, Cristian Gribaudo (ambos de PRO) y Adrián Pérez (jefe del bloque de la Coalición Cívica).

Palabra de Alfredo: “La expectativa era que el gobierno nacional tome conciencia de esto, pero yo soy pesimista, porque van a anunciar medidas que no son consensuadas” dijo De Ángeli en un breve pero picante interrogatorio de La Política Online. “Con las bajas de los commodities necesitamos cero retenciones, abrir las exportaciones, la lechería, las economías regionales”, enumeró después alguno de los ítems más importantes del reclamo.

Consultado por las palabras de Carlos Kunkel, quien muy poco sensible les recomendó, por la peor sequía que afectó al país en veinte años, “ir a rezarle a Bergoglio”, el famoso dirigente explotó en furia: “Es una vergüenza que un hombre del gobierno nacional haga eso. Es una falta de respeto a la Iglesia. Son unos atrevidos, unos maleducados. Esa es la gente que maneja el país”. Y cerró: “Que se queden tranquilos, nosotros sabemos a quien tenemos que ir a rezarle, ante quien tenemos que arrodillarnos. Pero ante el gobierno, no”.

Vuelta al CongresoLa columna la encabezó la Mesa de Enlace: Eduardo Buzzi, Mario Llambías (quien se acercó después, dicen, por estar distanciado del resto de la comisión agraria), Hugo Biolcatti y el resto de los dirigentes del campo que llegaron al a cuidad, incluido De Ángeli, por supuesto.

La organización quedó en manos de la Corriente Clasista y Combativa, más detalladamente en Lalo, vocero de Juan Carlos Alderete, quien altavoz en mano indicaba cuando, cómo y cuanto avanzar. Ahí apareció la primera notoriedad de cierta distancia con la opinión pública. Cuando empezaron a cantar el típico “si este no es el pueblo, el pueblo donde está”, rápidamente bajaron línea y lo reemplazaron por “si este no es el campo, el campo donde está”. Para aclarar los tantos, podría decirse.

Para ese entonces, la vanguardia, que caminaba por delante de la columna, estaba ocupada por jóvenes con boinas e insufribles gritos sapucai, acompañados muchos de ellos por atractivas chicas que miraban con deslumbramiento el imponente edificio parlamentario.

El único momento de tensión –mínima tensión- fue cuando detectaron la presencia de un “punga”, quien rápidamente huyó de la escena quedando “escrachado” en las cámaras de los fotógrafos que cubrían el evento.

Para destacar: la ausencia completa de personal policial. Recién aparecieron sobre el final, pero fueron los mismos hombres del campo los que tuvieron que encargarse desviar el tránsito, quedando presos de los reproches –algunos- y los saludos –los menos- de los conductores porteños.Como cierre, quedó el retorno a la carpa V.I.P., donde hubo conferencia de prensa. Todos, quedaron a la espera de medidas y anuncios oficiales de los que, por ahora, se sabe poco y nada.

fuente: lapolíticaonline