El resto hay que ir viéndolo cómo se desenvuelve el ex senador que se convirtió así en el primer afroamericano en ocupar la presidencia de Estados Unidos. En su primer discurso a cargo de la Casa Blanca, repasó la situación crítica por la que atraviesa su país y aseveró: "No vamos a pedir perdón por nuestra forma de vivir".
Un discurso para la autoestima de sus compatriotas. Hasta ahí lo puedo comprender. Pero no estará mal algún día pedir perdón por tantos crímenes de guerra y tantas soberanías arrasadas.
Barack Obama es el nuevo presidente de los Estados Unidos, el primero de origen afroamericano de ese país, luego de jurar en una imponente ceremonia realizada en el Capitolio con la presencia de una multitud y en medio de un gigantesco operativo de seguridad.
Confieso que algunas imágenes esperanzadas de los humildes de los EE.UU que se reflejaban en el televisor por momentos, me conmovieron. Por ellos me reservo otras prevenciones.
"Juro solemnemente que desempañaré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y lo haré con la mejor de mis habilidades para defender la Constitución de los Estados Unidos. Dios me ayude", fueron las palabras de Obama con la mano apoyada sobre la misma Biblia sobre la que juró Abraham Lincoln en 1861.
Ya en su discurso de investidura que duró 14 minutos, el flamante presidente de los Estados Unidos aseguró que dejará "Irak en manos de su pueblo", un anticipo del retiro de tropas del invadido país árabe tal como prometió durante toda su campaña electoral.
El flamante mandatario reconoció que los Estados Unidos están "en medio de una crisis que no se entiende cabalmente", prometió "un ojo vigilante" sobre los mercados para evitar que "se salgan de control"
Abrimos desde este humilde blog una ventana de esperanza de que el pueblo de Irak recupere sin condiciones su soberanía. Se elimine de inmediato el degradante campo de detención de Guantánamo, el bloqueo económico a Cuba y otras injusticias que han sembrado por el mundo.
Y si de paso piden perdón, no estaría nada mal. Lo cortés no quita lo valiente.
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