lunes, 18 de mayo de 2009
¿sos o te hacés, giudici?
Algunos dicen que cualquiera puede ser diputado.
Y hay quiénes se esmeran para que se piense así. Degradando la legislatura.
Pero lo incomprensible es que se pertenezca al radicalismo, uno de los dos grandes culturas políticas de nuestro país y se esté diciendo pavadas por ahí, como si tal cosa.
Incluso que lo diga desde el Congreso Nacional tonteras como esta:
"Mariotto tiene un rol institucional, es quien tiene la obligación del control del espectro radioeléctrico y que haga ésta declaración con tanta superficialidad me sorprende".
Tras haber contado que en los 80´tuvo una radio trucha con sus compañeros de facultad, a Gabriel Mariotto, titular del COMFER, la diputada de la UCR, Silvana Giudici, presidenta de la comisión de Libertad de Expresión en nombre de la oposición le reclama explicaciones y que revise sus declaraciones.
Cómo puede ser que no entienda, esta señora boba (con respeto), el rol que cumplieron las radios truchas durante el gobierno de Alfonsín y la apertura de nuevas expresiones que de ella resultaron. La lucha que encarnaron en la libertad de expresión que hasta tuvo en hombre como el Chacho Jaroslavsky reconocimiento en su momento.
El Chacho (ex titular del bloque de diputados de la UCR en el gobierno de Alfonsín) le hubiera dicho a la diputada:
¿Qué te pasa, Silvana, sos o te hacés?, Nosotros los radicales, nos hicimos los boludos con las FMs hasta que se reglamentaran.
Y fundamentalmente no saber que una ley siempre es posterior a una realidad, que primero es la lucha y luego el reconocimiento. Es muy difícil encontrar una legislación que se anticipe a una realidad social.
Y siguió insistiendo preocupada por el tema: "Que el funcionario que promueve una Ley que se supone que es para mejorar las condiciones de radiodifusión se burle del tema es una situación delicada, le pido que revise esas declaración y que venga al Congreso".
"Espero que encuentre ahí una buena oportunidad para explicar por qué afirmó con tanta superficialidad que tenía una radio trucha y que burlaba los controles del COMFER".
Es o se hace?.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
10 comentarios:
Ojo, no esta mal lo que dice.
Saludos.
Esto es una guerra. y de la grosas, además. De un lado está el Estado, para defender el acceso libre a la información y del otro los monopolios. no se puede esperar menos que esto y muchoas cosas peores que veremos. Oir a Norma Morandini hablar sobre la ley es vergonzoso, no solo por ser periodista, sino por haber posado toda la vida de demócrata. Sus argumentos son tan petéticos como falaces. Parece que estar cerca de Juez, contagia.
Saludos
y que querés? con esa caripela....! mama mía, pero al final es cierto, los radicales son buenos para nada eh!
"Con respeto"... ¿Con respeto hacia los bobos, no?
Mauri, pasé a ver el tema desde el otro ángulo.
Mario, Otro Campo y Andrés. Saludos.
jose ,mira lo que decia.
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-107045-2008-07-08.html
Ahora labura para clarinete.
Saludos.
JA, JA, Guille, lo tenía pero es bueno recomendarlo.
nadie resiste un archivo.P-.
Esto lo escribio mi amigo tato, para compartir
Vergüenza perdida
Les pido un favor, denme una manito. Sucede que yo no sé defender, soy regular para atacar y muy empeñoso en el arte afectivo de cuidar y con diferentes resultados. Pero mi defensa es como la de Independiente.
Este lunes le pegaron a un amigo, lo acorralaron con artes mañosos y lo hicieron muñeco de reproches, críticas y agravios, con fundamentos llenos de prejuicios, con la insidia que aceita hoy a la mayoría de los medios de comunicación, especialmente los medios concentrados.
Y la verdad no sé como hacer para presentar una defensa, solo se me ocurren puñetazos al viento. Porque la desvergüenza es inasible y por lo tanto intangible y entonces no se le puede atinar un ataque. Los empleados de Hadad, por ejemplo, señores de diferentes profesiones, de intelectualidad mediocre, de afectaciones falsas y de moral difusa, se escurren en la viscosidad de su propia indecencia cuando uno pretende tomarlos.
La señora Giudici, diputada nacional, como otra muestra, pobre mujer que transita la irresponsabilidad política con la misma inercia que la expone en el caso “Cromagnon” en calidad de desvaída silueta tanto como la punta de lanza legislativa contra la ley de democratización de la palabra pública, laborando aquí a favor de los monopolios. En ambos casos un personaje de medianía absoluta, si es que vale el contrasentido.
El constitucionalista Gregorio Badeni, sosten legal de ADEPA, núcleo reaccionario con formato de organización de prensa, histórico colaboracionista de los golpes militares y defensor a ultranza de la institucionalidad legal de la dictadura en materia de medios, defensor de Antonio Buzzi y de Edgardo Patti, tanto como del orden legal impuesto por la 22285.
Y el “Grupo” que se expone como pista de despegue de estos obuses, con el candor y la inocencia de las madamas, como si se estuviese hablando de un asunto que no lo involucra como factotum y actor principal de los intereses en juego.
Entre todos se han escandalizado públicamente porque un joven militante, intelectual, académico, realizador cinematográfico, amante del tango y del box, peronista cultural y buena persona, relató en el relax de una entrevista que fue, a los 22 años, gerenciador de una radio “trucha”.
El pecado pasó de venial a mortal por decisión de oportunidad y no hay Dios consultado.
Durante más de veinte años los argentinos hicimos crecer un sistema mediático alterno y en contradicción con las malformaciones que la década de los noventa producía fuera de políticas concentradoras y privatizadoras. La palabra pública, igual que los ferrocarriles, las aerolíneas, el gas, la minería y los teléfonos, se enajenaba de su raíz original. Muchos, por aprovechamiento tecnológico, le pusimos el pecho a esa corriente, y construimos un espacio alternativo al hoyo simbólico que se tragaba todo. Lo hicimos con riesgo y con amor, como todas las cosas que tienen bondad de origen. Mientras dábamos esa batalla, los gendarmes del silencio nos denunciaban y perseguían blandiendo nada más y nada menos que la ley de la dictadura, un agravio adicional en medio de la democracia sangradamente recuperada.
Éramos radios truchas.
Ahora, veinte años después, la misma descarada reacción, el mismo oprobioso estigma, pretende pringar la voluntad política de los hombres que empujan la creación de un marco legal de la democracia para la comunicación audiovisual, una ley construida y consensuada, en recabo de la experiencia internacional con vistas a reinstaurar la cuestión de la comunicación en el seno de la cultura.
Es demasiada infamia a la que no se puede devolverle solo silencio,
Una mano entonces les pido, yo que no sé defender, para darle amparo a una vocación legítima y a una necesidad fundante para el orden institucional de la Argentina.
No dejemos sin censura social y sin respuesta a semejante mendacidad.
Ley de medios ya. Tratamiento parlamentario ya. Hablemos para recuperar la voz.
Además, en 2006, la diputada Giudici presentó un proyecto de ley que coincidía en un 80% con el que terminó siendo la vigente Ley de Medios. ¿Qué pasó entre 2006 y 2009 para que Giudici dejara de apoyar a los sectores más desfavorecidos del espectro mediático?
Publicar un comentario